Putin mide su popularidad en las elecciones locales
El presidente podría sufrir en las regiones contestatarias
Un tercio de los ciudadanos rusos mayores de edad están convocados hoy a una jornada electoral en la que se elegirán a 18 gobernadores, así como asambleas locales de diverso nivel en 83 regiones del país. La votación, que comenzó el viernes debido a la pandemia de coronavirus, servirá de termómetro para comprobar la situación política del país.
Aunque su popularidad ha aumentado este verano (66 %, según el Centro Levada), el presidente de Rusia, Vladímir Putin, registró a principios de año su tasa de aprobación más baja desde que llegó al poder (59%). El descontento con el Kremlin en algunas regiones, las protestas contra Lukashenko en la vecina Bielorrusia o el supuesto envenenamiento de Alexéi Navalni, el opositor más mediático del Kremlin, pueden tener consecuencias para su partido Rusia Unida, que ha perdido terreno en los últimos años.
Según el Centro estatal de Estudios de la Opinión Pública (VTSIOM), el mes pasado sólo un 30,5% de los rusos apoyaba a Rusia Unida, la cifra más baja desde el 2006, aunque sigue siendo mucho más alta que los otros partidos.
Antes de caer enfermo, a causa de un agente nervioso del tipo Novichok según los médicos que le tratan en Alemania, en un intento de asesinato según sus seguidores, Navalni estaba trabajando en la campaña de estas elecciones.
Igual que en las elecciones a la Asamblea Legislativa de Moscú en el 2019, su equipo estaba promocionando en varias regiones de Siberia una campaña denominada “Voto inteligente”, en la que piden que se concentre el voto en el candidato de la oposición mejor colocado, sea del partido que sea, para derrotar a Rusia Unida. Esta estrategia arañó a Rusia Unida en el 2019 un tercio de sus escaños en el parlamento de la capital.
El “voto inteligente” a veces implica pedir el apoyo para otros partidos, como el Comunista o el nacionalista Partido Liberal-democrático de Rusia (LDPR). En algunas zonas, el equipo de Navalni ha logrado aglutinar una coalición que podría dar la sorpresa. Es el caso de Novosibirsk, la tercera ciudad de Rusia (1,5 millones de habitantes), donde se ha formado una coalición liderada por el jefe de su oficina, Serguéi Boiko.
La cita también puede ser difícil para Rusia Unida en Jabárovsk, dos meses en pie de guerra contra el Kremlin por la detención del popular gobernador Serguéi Furgal. Ayer miles de personas volvieron a concentrarse en la capital de este óblast del Lejano Oriente ruso. Putin cambió al gobernador por uno nuevo del mismo partido (LDPR), pero no logró frenar el descontento.
También está soliviantada contra Moscú la provincia de Arjánguelsk, donde se formó un movimiento de protesta contra la intención de construir un vertedero para la basura de la capital. Y lo mismo ocurre en el Distrito Autónomo de Nenetsia, un territorio dentro de Arjánguelsk pero con gran autonomía política. El gobernador Alexánder Tsibulski ha intentado este año integrarlo dentro de la provincia, lo que eliminaría su identidad y le quitaría el control de su presupuesto.
Por este plan (ya cancelado), Nenetsia fue el único territorio que el 1 de julio votó contra la reforma constitucional que permite a Putin permanecer en el poder hasta el 2036.
La situación económica (agravada por la crisis del petróleo y espoleada por la pandemia del coronavirus), y las protestas en Bielorrusia, donde el Kremlin ha preparado un salvavidas para Alexánder Lukashenko, podrían también influir en los resultados.
Navalni trabajaba en la campaña electoral cuando se derrumbó, supuestamente envenenado