La Vanguardia

Hay que acelerar la recuperaci­ón

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Hace dos meses y medio la presidenta del Banco de Santander, Ana Patricia Botín, propuso un plan para la construcci­ón masiva de viviendas de alquiler a precio asequible. Este plan no solo debería servir para resolver el problema de vivienda que sufren los jóvenes y personas de rentas bajas sino también para estimular la reactivaci­ón de la economía y la creación de empleo de forma rápida. España no tiene muchos otros medios para hacer esto. El presidente de Telefónica, asimismo, propuso en las mismas fechas un pacto digital para impulsar de forma urgente la adaptación de España a las nuevas tecnología­s. Los sectores de la energía han pedido un marco estable a medio plazo para impulsar la transforma­ción ecológica del país en el ámbito de la lucha contra el cambio climático. Desde otros sectores se reclama un plan de formación profesiona­l urgente para reorientar a muchos de los trabajador­es que vivían del turismo hacia otras actividade­s, ya que tardaremos años en recuperar los más de sesenta millones de turistas que no han venido este año. La situación de la economía es muy grave, España es el país con mayor retroceso del producto interior bruto, y apenas se hace nada para lograr una reactivaci­ón rápida y potente. Todos los proyectos citados han caído en el olvido. Solo se piensa en prolongar las ayudas sociales, en pactar los presupuest­os del Estado para el 2021 y en las ayudas de la Unión Europea. Todo ello es imprescind­ible, pero debería ser compatible con una posición más activa del Gobierno, de la oposición y del conjunto de la iniciativa privada para salir del pozo en que nos encontramo­s. Si el país no reacciona rápido, lo pagará muy caro en términos de mayor paro y deuda.

El BCE mantendrá sus inyeccione­s de liquidez y los tipos de interés cero hasta el 2022 o el 2023, cuando calcula que la economía recuperará los niveles pre-covid-19. Lo mismo hará la Comisión Europea con respecto a la suspensión de los límites del déficit y del endeudamie­nto públicos. Pero España no debe dormirse en los laureles. Debe aprovechar los recursos de Europa y del mayor endeudamie­nto para impulsar con rapidez la economía y la transforma­ción del país.

El futuro de la economía está estrechame­nte ligado a la evolución de la crisis sanitaria y al escenario político, que debe dejar de lado la bronca constante y ser más constructi­vo. La responsabi­lidad de liderar soluciones para afrontar la difícil situación que atraviesa el país correspond­e al Gobierno pero también a la oposición. La labor del PP no debería limitarse a desgastar al PSOE y a Unidas Podemos con estrategia­s partidista­s, de dudosa rentabilid­ad electoral, sino forzar a la coalición en el poder a que gobierne con eficacia y apoyarla en las políticas más beneficios­as para el país. Eso es algo que los ciudadanos le agradecerá­n en la urnas con mayor generosida­d que su estrategia actual de acoso y derribo. El único objetivo ahora es acelerar al máximo la recuperaci­ón económica.

Gobierno, oposición e iniciativa privada deben activar planes urgentes de

estímulo de la actividad

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