Samantha sube el telón
La exconcursante de ‘Operación Triunfo’ pide paso con su carisma por bandera
La cantera musical española está repleta de propuestas que lo tienen todo para convertirse algún día en proyectos duraderos que se hagan un hueco en una industria en continuada evolución. La mala noticia, por decirlo de alguna manera, es que, igual que sucede en el ámbito deportivo, no todos ni todas van a poder estar en primera línea. Los amantes de la celebración tienen nombres de sobras para ilusionarse, y uno de ellos es el de Samantha Gilabert, surgida de la factoría de Operación Triunfo yquea su calidad artística añade una naturalidad y personalidad que trae de serie y que han imantado fácilmente con el fenómeno fan.
La joven alicantina de 26 años fue una de las protagonistas de la última edición del talent musical, donde a pesar de quedarse a las puertas de la final conectó por su forma de ser optimista, eso sí, con dosis dramáticas propias de su ADN, con un público que adora su pop comercial, con el que ha decidido empezar su andadura. Su últide ma canción, Quiero que vuelvas, es un buen ejemplo de ello. Como ella misma reconoce en una entrevista para este medio su vida ha dado un vuelco del 180 grados: “Sin quererlo te creas una presión propia para poder contentar a todo el mundo y, en ese sentido, yo tengo una autoexigencia muy fuerte, así que debo aprender a encontrar el equilibrio”, confiesa Samantha, que se ha apoyado en otro concursante de OT, aunque de la edición anterior, Miki Núñez, como improvisado confidente sobre la gestión emocional que supone una fama exprés como la suya: “Me dijo que me rodeara de mi familia y mis amigos y que estuviera tranquila porque el boom inicial termina pasando o rebajándose un poco”. Y es que antes esta aventura Gilabert trabajaba como cantante y animadora en un hotel de Lanzarote –ella estudió Turismo– y tenía su propio grupo, Cactus, dentro de la escena local.
Su caso fue también especial ya que Samantha padece hipoacusia sensorial de nacimiento, por lo cual solo tiene una audición del 40%. Un hecho que ella misma quiso explicar en el programa: “Tenía claro que lo quería normalizar y para ello tenía que contarlo bien para que no se digan cosas que no son verdad como que si desafino es porque soy algo sorda; no es cierto, si lo hago es porque lo he hecho mal yo, pero la afinación es algo intuitivo. Al final, es normalizar que el hecho de ponerse un audífono no tiene nada de diferente que llevar gafas o brackets”, reflexiona.
No es el único aspecto de su vida que quiso normalizar. También sus raíces valencianas –el primer tema que cantó fue Que tinguem sort de Lluís Llach– y una vida que va más allá de la música u otra de sus pasiones: la poesía. Y es que Samantha posee un poemario, Temps, publicado hace cinco años: “Tengo muchos otros poemas nuevos porque no paro de escribir, aunque por ahora me los quedo para mí”. En sus redes sociales se muestra igual de natural, si hace falta también para compartir con sus seguidores que su relación con otro de los concursantes de su edición, Flavio, va viento en popa. El presente más inmediato pasa por la publicación de un tema en catalán, algo que le hace especial ilusión y, a la espera de ver si llega un disco o un EP, poder debutar ya en solitario con su propia gira. La Covid no lo pone fácil, pero ella saca su cara más optimista: “Nos ha tocado vivir esto y hay que aceptarlo; tarde o temprano sé que estaré de nuevo sobre el escenario”. Y lo hará con banda.
La alicantina trabajaba como animadora y cantante en un hotel de Lanzarote antes del fenómeno ‘OT’
La joven normalizó en el concurso sus problemas auditivos de nacimiento y se erigió como líder