La Vanguardia

BADALONA CALLING

- ESTEBAN LINÉS

Editado a finales de 1979, el álbum London calling no solo fue uno de los más brillantes que elaboró la banda británica The Clash sino que con el paso de los años ha devenido una referencia del punk y de la historia del rock. El próximo 14 de diciembre se cierra el año de celebracio­nes de ese cuarenta aniversari­o, que no ha hecho sino dimensiona­r la magnitud y trascenden­cia de una obra que refleja un momento musical pero también político y social que dejó profunda huella en la historia de Gran Bretaña. Dos canciones como la que da titulo al álbum, que es espejo del impacto del thatcheris­mo, del reaganismo, del neoliberal­ismo, y Spanish bombs (producto de la devoción que sentía el líder de la banda, Joe Srummer, por García Lorca y todo lo que hacía referencia a él), son dos de las cimas indiscutib­les.

En aquella época, los Clash eran los reyes de la escena punk británica junto a los Sex Pistols, y su protagonis­mo y trascenden­cia fueron indiscutib­les. Martin Mcleish da fe de ello porque fue testigo privilegia­do. Y es que el mundo es un pañuelo, reza el tópico. En aquellos años, cuando la banda de Strummer y compañía estaba girando el mítico álbum , el cantante y músico escocés Mcleish lideraba la banda que los teloneaba en las ocasiones en que venían a tocar por tierras esmas El grupo se llamaba The Plastic Flies y Mcleish llegó a establecer fluida conexión con el glorioso compositor y vocalista, así como con sus compañeros Mick Jones, Paul Simonon y Topper Headon.

El grupo se disolvió al cabo de no mucho tiempo de mala manera y por azares de la vida Mcleish acabó aterrizand­o en tierras catalanas. El caso es que desde hace muchos años dirige una empresa de importació­n de bebidas radicada en Badalona, reside “muy bien” en Cabrils y precisamen­te ahora, después de media vida, tres de los cuatro miembros de aquellos The Plastic Flies han decidido volver a reunirse y hacer nuevas canciones –a distancia– bajo el nombre de The Resurrecti­on Club.

En el estudio de grabación barcelonés donde va perfilando los tecocesas. de ese comeback, el empresario Mcleish rememora: “Éramos un grupos de chavales jóvenes de la zona de Glasgow, y siendo honestos, todos fuimos al mismo colegio, que era uno de los mejores de toda Escocia. No pretendo decir que venía de la calle; no era un niño rico, pero éramos de una clase media británica y teníamos un nivel educativo alto. Los cuatro hicimos este grupo cuando acabamos el cole, y funcionamo­s como tales desde finales del 78 hasta el 82. Ellos tres querían un cantante y yo soy una persona con carácter, tengo capacidad para vender, soy el frontman ideal; incluso a veces tengo más cara que voz. Hacíamos postpunk y en aquella época era muy normal tener un grupo en el Reino Unido, y en Glasgow era muy normal; todo el mundo tenía esa aspiración. Hablamos de Simple Minds, de Texas, de Blue Bells, de los Orange Juice, de los que fuimos teloneros”.

El frontman, aun no veinteañer­o, tenía muy claro que ellos tenían que telonear a The Clash cuando tocasen en los muy intensos escenarios escoceses. “Ya en aquella época admirábamo­s a la banda, diría que incluso demasiado. Pero es que no se puede olvidar que The Clash educaron a una generación, Joe Strummer con sus letras nos educó más que el colegio. Además de la situación de nuestro entorno, hablaba del sandinismo, de El Salvador, de Lorca, de Karl Marx, de Engels…

Esa admiración, no le quita a

Mcleish el punto analítico. “Una de las cosas engañosas, además de que no todos venían de la clase baja, obrera, –el padre de Joe Strummer era el embajador en Ankara–, es que venían de un colegio privado. Es decir, el icono de la canción británica rebelde tenía una raíces muy buenas, y ya me entiendes. Y otra cosa que engañaba, la edad. Strummer tenía diez años más que yo. Cuando cantan y hablan de la rebeldía y la anarquía a jóvenes de 17 a 20 años, él tenía ya 27 o 28 años, como los Stranglers. Eso no lo sabíamos. Esos diez años son fundamenta­les porque has leído más, has aprendido más, tienes más conocimien­to y experienci­a de la vida, y si ese conocimien­to sabes meterlo en la música, eso es lo que hizo brillar a esos grupos, como a los Clash”.

A finales del 78 un día decidió irse a Londres y “me fui a las oficinas de The Clash, entregué una cinta con nuestras canciones y les dije que ‘tenemos que ser sus teloneros cuando hagan gira por Escocia’. No supimos nada. Hasta que un día te llaman a un hotel de Glasgow y te dicen que mañana tocamos con ellos. Te emocionas, claro, pero sin darte cuenta de la enormidad de la oportunida­d, porque el Glasgow Apollo era una de las salas emblemátic­as de conciertos en toda Gran Bretaña. Y solo vimos la dimensión de todo aquello cuando salimos al escenario ante 8.000 personas. Pero teníamos la confianza de ser jóvenes”.

“Hicimos bastantes conciertos con ellos, aunque no giras completas afortunada­mente, porque ir con ellos era lo mismo que hacerlo con una pandilla de locos, destrozaba­n los hoteles, la policia les seguía por todos lados, anarquía total, borrachera­s. Los Clash en escenario en su primera época era violencia total. En lugares con filas de asientos, las diez primeras la gente las destrozaba. El público joven lo destrozaba todo. Pero ellos eran grandes tipos. En el tiempo que estuvimos con ellos, compartien­do conciertos y posconcier­tos, nos trataron con mucho cariño, muy correctos. Aunque tenían una imagen de rebeldes, los cuatro eran muy respetuoso­s. Recuerdo cómo Strummer se ponía detrás del escenario de nuestros conciertos y después comentábam­os las canciones y la letras. Era fabuloso”.

¿Qué queda de todo eso?, reflexiona en voz alta. “Además de mucha nostalgia, el punk hizo una limpieza muy buena ya que se sacó de encima toda esa música de mierda de Queen, Led Zeppelin o Yes, y lo hizo con canciones de solo tres minutos donde no hacía falta ser un enorme guitarrist­a. Lo importante era la actitud, la imagen…”. ¿Y qué queda de Strummer? “Strummer era un hombre con un mensaje: ‘tú también puedes hacerlo’”.

“Strummer se ponía detrás del escenario de nuestros conciertos y después comentábam­os las canciones y la letras”

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Dream team. The Clash, la banda emblemátic­a integrada por Joe Strummer, Mick Jones, Topper Headon y Paul Simonon, arriba en una foto de 1979
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 ??  ?? Glorioso pasado. Diferentes imágenes de época de Mcleish, como la foto junto a Strummer o con éste y el resto de The Plastic Flies
Glorioso pasado. Diferentes imágenes de época de Mcleish, como la foto junto a Strummer o con éste y el resto de The Plastic Flies
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Presente y pasado. El músico y empresario Mcleish, en una imagen de esta semana tomada en Barcelona; abajo, a finales de los 70
MANÉ ESPINOSA Mito y proximidad. Joe Strummer a la izquierda junto a un joven Martin Mcleish; abajo a la izquierda, en su Granada admirada y querida Presente y pasado. El músico y empresario Mcleish, en una imagen de esta semana tomada en Barcelona; abajo, a finales de los 70
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