La Vanguardia

Dominic Thiem

Ausentes Federer y Nadal, y descalific­ado Djokovic, Thiem exprimió el momento

- SERGIO HEREDIA

Tenista

Dominic Thiem (27) exprimió la puerta que se le abría en el US Open. Ausentes Federer y Nadal y descalific­ado Djokovic, el austriaco se hizo con el título tras remontar dos sets en contra para darle la vuelta a la final ante Sasha Zverev.

Dominic Thiem (27) lo recuerda bien. Había ocurrido en Roland Garros, en junio de 2019, tras su final ante Rafael Nadal. Su final perdida.

Al atender a la prensa, Thiem dijo: –Ayer había sido uno de los mejores momentos de mi carrera. Había derrotado a Djokovic, una leyenda. Pero 24 horas más tarde debía enfrentarm­e a otra leyenda, a Nadal. Y eso ya era demasiado.

Y así, superado por los acontecimi­entos, abandonaba el Bois de Boulogne. (...)

Estos son otros tiempos, la era de la pandemia.

Y por eso Roland Garros no se ha disputado en junio, sino que arranca en trece días. Y por eso también, Roger Federer y Rafael Nadal habían renunciado al US Open, el Grand Slam neoyorkino, que acababa el domingo. El Grand Slam que, definitiva­mente, le ha sacado los colores a Novak Djokovic, mito y disparate en un alma. ¿Cómo pudo soltarle aquel pelotazo a una jueza de línea? ¿Cómo pudo autodescal­ificarse de ese modo...?

Y por eso conviene anotar un dato: desde que Stan Wawrinka se apuntara el US Open de 2016, el resto de Grand Slam se los habían llevado Federer, Nadal o Djokovic.

(...)

Pablo Carreño, el adversario de Djokovic en el día del disparate, recuerda la escena y aún no da crédito. Pudimos contemplar a Carreño en la televisión, sentado en el banquillo, ojiplático, mientras Djokovic negociaba con el director del torneo:

–Te vas.

–Pero fue involuntar­io.

–Te tienes que ir.

Y Djokovic que se fue. Podemos imaginarno­s al resto de tenistas, aquellos que seguían en pie en Flushing Meadows, atentos en sus habitacion­es del hotel, diciéndose: “Sin Federer, sin Nadal, sin Djokovic, ahora sí, esta es la mía”.

De todos ellos, de entre Zverev, Medvedev o Thiem, quien más se lo creyó había sido este último.

Thiem lo contaba online en la madrugada del domingo, cerca de las tres en nuestro país, cuando nos estaba costando conciliar el sueño porque había que despertar a los críos, que el lunes se iban de vuelta al colegio.

“Tener la experienci­a de otras tres finales de Grand Slam (dos en París y una en Melbourne) no podía ser bueno para mí. Llevaba buena parte del partido diciéndome­lo –contaba Thiem–. Quiero decir: la verdad es que deseaba este título como nunca. Pero iba pensando que, si perdía esta final, iba a colocarme 0-4. Y me preguntaba: ‘¿Tendré otra ocasión como esta?’. Este tipo de pensamient­os no son los mejores cuando juegas a tenis. Y eso es lo que estaba pensando durante los dos primeros sets (Thiem acabaría imponiéndo­se por 2-6, 4-6, 6-4, 6-3 y 7-6 7(6))”.

Boris Becker lo define de otro modo. Dice que Thiem es algo así como el Houdini del tenis.

LA MENTE DE THIEM

“Pasé dos sets pensando que si perdía este partido iba a verme 0-4 en finales de Grand Slam’”

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SETH WENIG / AP Dominic Thiem, nuevo campeón del US Open, recibe el abrazo de Sasha Zverev, el domingo en Nueva York

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