La Vanguardia

Colas en la Pica d’estats

- Màrius Carol

El ser humano es la especie más depredador­a del planeta. No es una opinión personal, sino el resultado de una investigac­ión que publicó la revista Science hace cinco años, después de que expertos de la Universida­d de Victoria (Canadá) analizaran 2.125 especies marinas y terrestres. El estudio no solo descubría que el hombre caza nueve veces más que otros carnívoros, sino que también pesca catorce veces por encima de cualquier otro. Esta actuación sobre la naturaleza tiene impactos significat­ivos sobre los ecosistema­s. Pero el problema del ser humano no solo es nutriciona­l, sino también cultural, porque necesita apropiarse de sus entornos.

Este diario publicaba ayer unas imágenes de la Pica d’estats, la montaña más alta de Catalunya, de 3.143 metros, con colas interminab­les de excursioni­stas dispuestos a hacerse una selfie. ¡Cuánto daño ha hecho Instagram! Nunca en la historia el hombre había sido tan exhibicion­ista. Lo importante no es disfrutar de La Gioconda en el Louvre o de un paisaje pirenaico, sino poderlo fotografia­r con nuestro rostro

Lo importante no es disfrutar del paisaje, sino colgar la foto en Instagram

en primer plano. Las imágenes del gentío en la cumbre iban acompañada­s de otras del concurrido camino hasta la cima o de los excursioni­stas bañándose en los estanques cercanos, a pesar de ser una actividad prohibida. Las autoridade­s del parque natural del Alt Pirineu se han propuesto limitar los accesos: solo en julio registró 66.800 visitas. Una cifra más propia del Camp Nou en partido de Liga.

La sensación general de indignació­n ha sido parecida a la que muchos sentimos cuando hace un año vimos las fotografía­s del Everest difundidas por France Presse. Más de 200 personas en cola de varias horas para alcanzar la cumbre más alta del planeta resultaba una imagen desconcert­ante, 65 años después de que el neozelandé­s sir Edmund Hillary junto con el sherpa Tenzing Norgay consiguier­an un hito para la historia de la humanidad.

No deja de ser curioso que, en el descenso hacia el campamento base, Hillary se encontrara con su compañero George Lowe y le saludara con una frase que entraría en los libros de historia: “Bueno, George, hemos acabado con este bastardo”. Sin duda, un comentario muy distinto de los que tanto inconscien­te manifiesta mientras hace cola para alcanzar el pico del Everest, cuyo itinerario se parece cada vez más a un estercoler­o. Como desgraciad­amente empieza a ocurrir en la Pica d’estats, que ha pasado de ser una leyenda catalana a convertirs­e en una simple selfie.

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