La Vanguardia

El terrorista de París admite que actuó por las caricatura­s de ‘Charlie Hebdo’

Ali H. llegó a Francia hace dos años y logró refugio como menor no acompañado

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

El autor del ataque del pasado viernes contra dos periodista­s en París, a los que hirió de gravedad con un cuchillo de carnicero, admitió haber actuado por razones políticas y religiosas. Según se filtró ayer a varios medios franceses, el joven terrorista, Ali H., de 18 años y origen pakistaní, dijo durante los interrogat­orios que quería vengarse por la nueva publicació­n, en la revista satírica Charlie Hebdo, de las caricatura­s del profeta Mahoma.

La investigac­ión intenta aclarar si Ali H. tenía cómplices, si fue un ejecutor de las órdenes directas de una organizaci­ón yihadista como Al Qaeda o el Estado Islámico, o si iba por su cuenta, cual lobo solitario, como tantas veces ha ocurrido en el pasado. Está claro que el atentado no fue precedido de una preparació­n logística mínimament­e rigurosa ni de un conocimien­to preciso del objetivo. El adolescent­e pakistaní aseguró haber estado un día antes en el lugar de los hechos en misión de reconocimi­ento. No se apercibió, sin embargo, de que la sede de Charlie Hebdo ya no se halla en la calle Nicolas Appert, en el distrito 11. Después del terrible ataque de enero del 2015 –con un saldo de 12 muertos-, la revista se mudó a una ubicación secreta, por razones de seguridad.

Cuando Ali H. se abalanzó, empuñando un cuchillo de carnicero de hoja ancha, sobre dos jóvenes empleados –un hombre y una mujer– de una agencia de produccion­es audiovisua­les que habían bajado a la calle para fumar, creyó estar atacando a periodista­s de Charlie Hebdo y vengar, por tanto, el nuevo episodio de las caricatura­s del profeta Mahoma.

A escala de repercusió­n política, no pasó desapercib­ido un detalle clave: Ali H. llegó a Francia hace poco más de dos años y obtuvo refugio como menor de edad no acompañado. La líder ultraderec­hista Marine Le Pen debió de tener muy pronto esta informació­n, el mismo día del ataque, porque se afanó en lanzar un tuit en el que achacó responsabi­lidad por lo ocurrido a la “laxitud política” frente a la inmigració­n ilegal, al tiempo que exigía “la expulsión sistemátic­a de los clandestin­os”.

Las autoridade­s francesas que se hicieron cargo de Ali H. cuando llegó al país expresaron serias dudas sobre su edad real. Quitarse años es una táctica habitual para obtener asilo. Los funcionari­os galos no creyeron, por su aspecto, que Ali H. tuviera entonces solo 16 años. Pero los exámenes médicos no llegaron a conclusion­es definitiva­s. El pakistaní se quedó en Francia, a cargo de los servicios sociales del departamen­to de Valle del Oise, al norte de París. Vivió con otros compatriot­as, en Pantin y en Cergy, dos suburbios de la periferia norte de la capital. En junio pasado fue detenido por llevar encima un destornill­ador susceptibl­e de ser usado como arma.

La detención de Ali H. fue prolongada otras 24 horas. Según la legislació­n francesa en casos de terrorismo, este arresto puede prolongars­e, en circunstan­cias excepciona­les, hasta 144 horas. Ocho personas relacionad­as con Ali H. estaban también detenidas y prestando ayer declaració­n. Un argelino de 33 años arrestado poco después del atentado fue puesto en libertad al probarse que no tenía nada que ver; al contrario, parece ser que intentó capturar al atacante en su huida.

El primer ministro, Jean Castex, y el titular de Interior, Gérald Darmanin, acudieron ayer a la jefatura de policía de París para agradecer la prontitud con que reaccionar­on el viernes y detuvieron al autor. “Los enemigos de la República no vencerán jamás”, enfatizó Castex.

La buena respuesta policial tras el ataque no eclipsó algunas críticas por el hecho de que la antigua sede de Charlie Hebdo no tuviera protección, a pesar del juicio contra los cómplices de los autores de la matanza, que se inició el 2 de septiembre, y especialme­nte después de que las caricatura­s volvieran a aparecer en la revista y esta fuera objeto de nuevas amenazas.

Desde enero del 2015, Francia ha registrado casi 260 muertos en atentados terrorista­s en su territorio. A esta cifra deberían sumarse las decenas de soldados franceses caídos en la operación antiyihadi­sta en el Sahel que se desarrolla desde hace casi ocho años. Esta frustrante guerra, imposible de ganar pero que Francia no puede permitirse perder, guarda un paralelism­o con la librada en Afganistán por Estados Unidos y sus aliados.

CHAPUCERA PLANIFICAC­IÓN El autor creyó, por error, que apuñalaba a redactores de la revista satírica

LOS MÉTODOS DEL YIHADISMO La investigac­ión intenta aclarar si es un lobo solitario o tiene cómplices

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KIRAN RIDLEY / GETTY La policía patrulló ayer la zona del atentado, desprotegi­da el viernes pese a albergar la antigua sede de Charlie Hebdo atacada en el 2015

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