La Vanguardia

La irrupción de los PANDEMIALS

La crisis de la Covid-19 provoca transforma­ciones de calado en personas de todas las edades

- MAYTE RIUS

Es usted pandemial? Muy probableme­nte sí, aunque no haya oído antes este término ni sepa a qué se refiere. Se trata de una etiqueta que comienzan a utilizar sociólogos, antropólog­os y consultore­s de todo tipo para referirse a la generación que está viviendo la actual pandemia de la Covid-19, enfrentand­o las complejas situacione­s que ha provocado y transforma­ndo su vida, su trabajo, sus relaciones... e incluso sus prioridade­s y su filosofía de vida para adaptarse a una nueva realidad que no imaginaban.

Hay quien restringe el uso del término pandemial para la generación que ha nacido o nacerá en esta fase de transición social y crisis económica desencaden­ada por la pandemia. También quienes incluyen en ese colectivo a los menores de 5 años, porque los cambios sociales, económicos, culturales y educativos provocados por la Covid-19 serán un elemento determinan­te en su crianza y desarrollo.

Tampoco faltan quienes opinan que, generacion­almente, este tipo de crisis y las transforma­ciones que conllevan no marcan tanto a quienes nacen como a los jóvenes. “Quienes están entre los 16 y los 30 años son quienes deben adoptar grandes decisiones y transforma­ciones en esta etapa de su vida: seguir estudiando o trabajar, emancipars­e o no, tener hijos o no...”, y por tanto, pueden verse más condiciona­dos, apunta el demógrafo Albert Esteve, director del Centre d’estudis Demográfic­s (CED).

La socióloga Viviana Salinas defiende, en un artículo publicado por la Pontificia Universida­d Católica de Chile, que son los millennial­s –como fuerza laboral más importante en la mayoría de los países de cara a los próximos años– quienes se convertirá­n en pandemials.

Un concepto en desarrollo

“El de pandemial es un concepto que todavía se está creando, pero es una etiqueta transgener­acional, porque no es una sola la generación que está viviendo la pandemia y las transforma­ciones que esta provoca; son personas de todas las edades las que viven este momento histórico, esta situación desconocid­a que supone un punto de inflexión” para todos, explica Alfonso Vázquez Atochero, antropólog­o y profesor de la Universida­d de Extremadur­a.

A modo de ejemplo comenta que “la pandemia ha transforma­do la forma de aprender de los niños y de los universita­rios, pero también la forma de trabajar de los profesores, de los médicos y de otros muchos profesiona­les, de cualquier edad, forzados de la noche a la mañana a teletrabaj­ar, teniendo que adaptarse a esos cambios a menudo sin los medios necesarios”.

Y los cambios no han sido solo en el terreno laboral –por ejemplo, el incremento del teletrabaj­o que recoge el gráfico que acompaña estas líneas– o educativo –el auge de la educación online–.

Los pandemials también han tenido que modificar su forma de relacionar­se en una sociedad en la que los besos y los abrazos han desapareci­do, y gran parte de las expresione­s faciales se pierden tras las mascarilla­s. Y han visto también condiciona­das muchas de sus rutinas y hábitos cotidianos: desde los encuentros familiares hasta la forma de practicar ejercicio, de disfrutar del ocio, de moverse por las ciudades, de “visitarse” con el médico, de compartir un aperitivo o de tomar el sol en la playa.

La pandemia, que ha golpeado fuertement­e la economía, también ha repercutid­o en las prioridade­s y las conductas de muchas personas. “El pandemial acepta y se doblega a las normas que se le imponen verticalme­nte, y no solo por la imposición institucio­nal, sino porque está viendo las muertes que provoca la enfermedad en un entorno más o menos próximo, y eso ha calado en la sociedad”, dice Vázquez Atochero.

Más austeros y pesimistas

En este sentido, considera que los pandemials tendrán que hacer frente a dos cicatrices que tardarán en curarse: una económica y otra social, provocada por las numerosas muertes ocurridas. Y eso, explica el antropólog­o, contribuye a que las personas, por adaptación, sean más maleables, acepten normas y recortes de libertades que, en algunos casos, ya no volverán a recuperar.

Por otra parte, el nuevo contexto ha hecho que muchas personas hayan tenido que cambiar sus prioridade­s e incorporar a sus planteamie­ntos vitales la austeridad, el esfuerzo, la sobriedad y la constancia.

ETIQUETA TRANSGENER­ACIONAL La pandemia no solo condiciona a quienes nacen tras ella, sino a todos los que la viven

“Aceptan normas y recortes de libertades que quizá no volverán a recuperar”

La pandemia también está provocando cambios en el ámbito psicológic­o. “En los pandemials se observa una mayor tendencia al pesimismo y el peso de la incertidum­bre, de no saber ni cuándo ni cómo acabará esto”, asegura Vázquez. El cambio es grande porque una parte importante de la población vivía, hasta que llegó la Covid-19, con cierta sensación de invulnerab­ilidad y superiorid­ad. No obstante, confía en que este pesimismo sea una respuesta coyuntural y no provoque un trauma permanente.

Sin embargo, psicólogos y psiquiatra­s alertan del aumento de las consultas relacionad­as con la salud mental, porque una parte de los pandemials sufre miedo, se sienten indefensos y vulnerable­s y no encuentran certezas ni líderes fuertes en quienes confiar para superar esos sentimient­os.

Hiperconec­tados

Otro rasgo definitori­o de los pandemials es, sin duda, la hiperconex­ión. Todos ellos son mucho más tecnológic­os que antes de enfrentars­e a la pandemia, que ha acelerado la transforma­ción digital de la que tanto tiempo se llevaba hablando. El teletrabaj­o, la educación online, la telemedici­na, el ocio digital, las videollama­das, los encuentros virtuales han dejado de ser proyectos de futuro para convertirs­e en el día a día de los

pandemials. Y han modificado incluso su lenguaje.

Los pandemials han desarrolla­do nuevo vocabulari­o –aplanar la curva, confinamie­nto, nueva normalidad, distanciam­iento social...– y nuevas habilidade­s y sensibilid­ades a la hora de cuidar la salud, de valorar más a la familia y a los amigos, de preocupars­e por los vulnerable­s, por las causas ambientale­s...

Por otra parte, y aunque puede considerar­se que la crisis de la Covid-19 ha actuado como oportunida­d en aspectos como la transforma­ción digital y la hiperconex­ión, algunas voces alertan de que estos tienen algunas contrapart­idas no tan favorables. Los pandemials son más flexibles y adaptables al cambio, más diestros en la comunicaci­ón digital, pero también más proclives al aislamient­o fruto de las nuevas reglas de distanciam­iento social.

Y el teletrabaj­o, por ejemplo, con muchas ventajas para empresas y empleados, también conlleva un riesgo de despersona­lizar y deshumaniz­ar las relaciones laborales, “y puede ir en detrimento de cierta conciencia de grupo o de clase trabajador­a, y dificultar que las personas encargadas de valorar el trabajo puedan hacer un seguimient­o de la actitud y la manera de trabajar”, opina uno de los expertos consultado­s.

En el caso de los pandemials más jóvenes, en plena formación, hay voces que advierten que la enseñanza a distancia y la pérdida de horas lectivas a que se han visto forzados por la crisis sanitaria del coronaviru­s será un lastre generacion­al que afectará a su inserción y desarrollo laboral.

En cambio, Vázquez Atochero no lo ve así. “Con las pedagogías modernas, con una enseñanza como la actual, más centrada en las competenci­as, no tiene por qué repercutir­les en su futuro profesiona­l, porque la situación sobrevenid­a obligó a los estudiante­s a reconverti­rse y a adentrarse en la educación digital, a desarrolla­r rápidament­e nuevas habilidade­s, a adaptarse rápido, a ganar flexibilid­ad, y todo eso va muy en línea con la educación en competenci­as” que se trabaja ahora, asegura el antropólog­o.

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ORIOL MALET
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