La Vanguardia

Blues, canción protesta y rumbia

Clásicos de la cançó y el mestizaje se reúnen en el Grec para celebrar la Mercè

- Ramon Súrio Barcelona

El Teatre Grec acogió, en horario matinal, la actuación de Quico Pi de la Serra, acompañado de Amadeu Casas a la guitarra y Joan Pau Cumellas a las armónicas. El recital estaba previsto que reprodujer­a el mismo repertorio ofrecido en enero en el Barnasants, grabado en el nuevo disco Cançons de combat. Sin embargo tuvo que recortar a lo que diera de sí la hora de duración del concierto.

El inicio fue el mismo, con la añeja Sento el vent, sentando las bases de un sonido entre el blues y la canción de autor. Luego pasaron a La meva estrella, haciendo hincapié en el blues rural con el lucimiento de Casas. Llegados a S’ha de parlar per més dir se hizo evidente su cáustico sentido del humor, antes de dar paso a la melancolía de Sé yauna La cultura que puso el dedo en la llaga -“és tan perillosa com la dinamita”- de algo que está en el punto de mira de la actual situación.

El protagonis­ta se quedó solo para desgranar un Igual que ahir que puso de manifiesto su lado más surreal. De nuevo en formato trío hicieron gala de su gran querencia por el blues, dejándose llevar con un tema instrument­al, antes de abordar una serie de temas emblemátic­os como El burro i l’àguila real, que enlazaron con la explicita canción protesta de Apa noi ,en clave blues-boogie, y el costumbris­mo de L’home de carrer. Sin pelos en la lengua cantó con rabia la incendiari­a Mediocrita­t, cuyo estribillo se completa con “igual a Catalunya”, antes de enfilar la recta final con la imprescind­ible Si els fills de puta volessin no veuriem mai el sol, la significat­iva versión de Bella ciao y vuelta a su retranca con Merda.

Por la tarde, en el mismo anfiteatro, Joan Garriga i el Mariatxi Galàctic hicieron disfrutar a la parroquia con su rumbia y derivados, alternando temas del nuevo disco El ball i el plany con clásicos de su repertorio. Como indica el nombre del nuevo grupo del acordeonis­ta y cantante de La Garriga, ahora también han incorporad­o el género mariachi, tal como se hizo evidente desde las iniciales Fa bon temps y Colors. Con un sonido propulsado por la vibrante guitarra de Madjid Fahem, no faltó el reggae, ni el ventilador de Les mil i una rumbes, ni la exultante cumbia de Cariñosa.

Y como sea que la pandemia impidió el baile, por mucho que lo imploraran con Ballem,

tampoco estuvo nada mal la dosis de melancolía de Un sol cor.

La pandemia impidió el baile, por mucho que Joan Garriga lo implorara con ‘Ballem’

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