Dirige Koeman
44 días después del 2-8, el técnico debuta en la Liga y pone la mano en el fuego por Messi
Noche de estreno en el Camp Nou. Se levanta el telón. Dirige Ronald Koeman. Actúa Leo Messi, por decimoséptima campaña delante de la cámara. El guion se escribe ahora con un 4-2-3-1. No será una première multitudinaria ni taquillera sino a puerta cerrada. Lo que todavía no está claro es qué género de película se verá. Imposible descifrar si esta temporada tendrá visos de thriller, terror, comedia, policiaca, aventuras, acción o drama para los barcelonistas. Cuarenta y cuatro días después del fracaso de Lisboa y de la explosión que supuso el 2-8, la expectación es comprobar si el nuevo proyecto futbolístico es capaz de imponerse a los alborotos e intrigas que rodean al equipo y si enganchará a los aficionados, ávidos de ilusión tras la gran decepción.
Difícilmente la obra de hoy se convertirá en un clásico o en un película de culto. Porque es el primer encuentro para los de Koeman, que juegan contra un Villarreal con más ritmo, con dos jornadas en sus piernas. Los días previos al debut se han asemejado a un western. Messi, tantas veces superhéroe, ha desenfundado más de una y dos veces este verano contra el palco. Primero con un burofax. Después con una entrevista. La última, en Instagram para despedir a su amigo Suárez. “Todos los entrenadores del Barça dicen que aquí no hay un día tranquilo.
Cuando hay cambios hay gente a favor y en contra. Vamos a ver si tenemos más tranquilidad y podemos concentrarnos en los partidos”, recetó el holandés al entorno.
Koeman, al que se le ha querido colgar el papel de villano en el adiós de Suárez, tiene claro que él quiere ser protagonista. “Al principio yo parecía el malo de esta película. Pero no. Desde el primer día, desde mi llamada, yo he mostrado respeto por su persona y el jugador que es.
Le dije: ‘Tendrás complicado jugar, pero si te quedas serás uno más’”, reveló. Y explicó que la responsabilidad en el despido del uruguayo no es suya (o no únicamente suya), sino que viene de más arriba. “Son decisiones de club, que antes de que yo firmara estuvo pensando cómo cambiar al equipo”.
Por si hacía falta a tenor de los últimos acontecimientos, Koeman defendió el compromiso del diez con el Barcelona. “Es normal que Messi esté triste porque un amigo suyo se va. Estos años han vivido mucho juntos. Pero así es el fútbol. Leo ha sido un ejemplo para todos en los entrenamientos. No le he visto ningún entreno que yo haya dicho: ‘No puede ser’. No tengo ninguna duda de Leo Messi en ese sentido”, puso la mano en el fuego.
El Villarreal no es de los que ponen la alfombra. Los castellonenses se han reforzado (Parejo, Coquelin, Estupiñán y Kubo). En el bando blaugrana todavía no han llegado las incorporaciones que ha pedido Koeman. “El juego va a ser diferente, el sistema diferente, la presión va ser diferente...”, enumeró. “Para los nombres hay que esperar. Hay que entender que la economía del club es complicada. Puede ser que las cosas que yo quiera no puedan ser por la situación financiera. Es algo que yo ya sabía”, dice, y no descarta que lleguen Dest y Memphis.
Sin Suárez y sin sus fichajes, hay dos futbolistas que le han sorprendido. Son el joven Ansu Fati y el fichaje más caro del club, Philippe Coutinho. De ambos habla maravillas. Al canterano, de 17 años, lo considera “imprescindible”. “Es un gran talento. Hay pocos jugadores que a su edad ya demuestren nivel para el Barça. Es impresionante”. Del brasileño espera que triunfe. “Puede jugar de diez y en la banda izquierda hacia dentro. Debe jugar arriba, cerca del área, donde pueda demostrar su calidad. Tiene buen chut, ve pases, juega al espacio. Ojalá haga un gran año en el Barça”. Empezando por el Villarreal.
RONALD KOEMAN
“¿Suárez? No soy el malo de la película. Son decisiones de club, que estuvo pensando cómo cambiar el equipo”
Fati es un gran talento, imprescindible. Hay pocos jugadores que a su edad ya demuestran nivel para el Barça”
Los entrenadores saben que aquí no hay un día tranquilo. Vamos a ver si tenemos tranquilidad y podemos concentrarnos”