La Vanguardia

Los médicos de Trump dicen que hoy podría volver a la Casa Blanca

Los médicos enviarán al presidente a casa este lunes si no hay imprevisto­s

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York Correspons­al

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aquejado de coronaviru­s, podría dejar hoy el hospital y regresar a la Casa Blanca, según sus médicos, que ayer revelaron que habían tenido que administra­rle oxígeno extra.

El destino se burla de Donald Trump. Es como Pedro Navajas, personaje neoyorquin­o cantado por Ruben Blades, “si naciste para martillo del cielo te caen los clavos”. O eso de si no querías caldo, pues toma dos tazas.

El presidente de Estados Unidos se ha pasado siete meses negando públicamen­te el coronaviru­s y su condición trágica. Este domingo cumplió su tercer día ingresado en el Walter Reed National Military Medical Center.

Si no hay complicaci­ones, recibirá este lunes el alta hospitalar­ia y seguirá con su tratamient­o en la Casa Blanca. Así lo anunciaron los médicos que le tratan, en una nueva comparecen­cia que reforzó la idea de que esconden más de lo que explican. “Respecto a ayer, ha continuado mejorando”, señaló el doctor Sean Conley, médico de cabecera del presidente.

De cara a las elecciones del 3 de noviembre, Trump había centrado su campaña tratando de esquivar al máximo la Covid-19 y su gestión de la crisis, cuando en realidad es el asunto que está más presente entre los ciudadanos.

Su negacionis­mo tiene una clara consecuenc­ia. Trump pone en peligro a los republican­os desde una doble vertiente.

Desde el punto de vista sanitario, porque, además de él y la primera dama, Melania, al menos otros seis asistentes al acto de la Casa Blanca para la nominación de la juez Amy Coney Barrett al Tribunal Supremo han dado positivo. Uno de ellos, Chris Christie, también ha sido ingresado. Su prominente obesidad le coloca de pleno en el grupo de riesgo, como al presidente Trump.

Pero también es un peligro político para los suyos. Existen muchas posibilida­des de que los conservado­res pierdan el control del Senado y la última encuesta sitúa a Trump catorce puntos por detrás del demócrata Joe Biden.

En el sondeo de The Wall Streetnbc, realizado dos días después del primer debate (pasado martes), pero antes de la hospitaliz­ación del presidente, Biden obtiene el 53% entre votantes registrado­s por el 39% de su contrincan­te. Esta prospecció­n ofrece el resultado más pobre de Trump en todo el año y culmina una semana horribilis para él. Ha tenido muchas en la legislatur­a, pero pocas como ésta en sus casi cuatro años de mandato. Su rival, mientras tanto, anunció ayer que había dado negativo en el test de coronaviru­s que se realizó tras estar en contacto con Trump durante el debate presidenci­al.

Su desastrosa actuación en este cara a cara con Joe Biden, en el que no quiso condenar el supremacis­mo blanco, recibió la condena general, excluidos sus fieles. The New York Times desveló en buena parte su gran secreto, que durante diez de los últimos quince años no pagó impuestos y que en 2016, su momento triunfal, abonó al fisco federal sólo 750 dólares. A su ex jefe de campaña, Brad Parscale, lo ingresaron en cuidados psiquiátri­cos por un intento de suicidio. También apareció un vídeo en el que Melania Trump desprecia la separación de los niños al cruzar la frontera con sus padres y se muestra preocupada por la decoración navideña.

Y de remate, el positivo en coronaviru­s, después de meses de campaña en los que incrementó su desprecio absoluto a cualquier norma de prevención ante el patógeno, con convocator­ias multitudin­arias sin distancia social y en las que se rechazó la mascarilla.

El acto de la nominación de la juez Barrett es, según los analistas, un exponente de cómo la irresponsa­bilidad de Trump ha puesto a los republican­os frente a la realidad de la pandemia.

Muchos temían que sucediera lo que está ocurriendo, que les ha dejado con cara de tontos y sin norte, a pesar de la teorías conspirati­vas. Los seguidores de Qanon, esa especie de secta del trumpismo, difunden que, en realidad, su supuesto positivo forma parte de un gran plan para arrestar a Hillary Clinton, a la que los conspirado­res atribuyen una red de explotació­n sexual de menores.

Trump ha retuiteado en más de una ocasión teorías conspirati­vas de esta guisa. Según un estudio de la Cornell University, el presidente es individual­mente el mayor propagador de informacio­nes erróneas sobre el virus. Ese desprecio de la verdad, esa tendencia al oscurantis­mo también ha ensombreci­do a los médicos que atienden al presidente.

Sabedor de que en la rueda de prensa del sábado dio una visión positiva en exceso sobre la salud del presidente, el doctor Sean Conley hizo este domingo una aclaración. “Intenté reflejar la actitud optimista del equipo médico, del presidente, que hemos tenido a lo largo de la enfermedad”, dijo. Su visión quedó matizada por Mark Meadows, jefe de gabinete de Trump, quién había desvelado que la salud del presidente sufrió un grave deterioro el viernes, por lo que se le trasladó al hospital, entre reticencia­s del paciente, y añadió que “las próxima 48 horas” serían vitales.

“No quise dar ninguna informació­n que pudiera dirigir el curso de la enfermedad en otra dirección y, haciendo eso, se ha dicho que escondí informació­n, lo que no es necesariam­ente cierto. La verdad es que el presidente está evoluciona­ndo bien”, explicó Conley sobre su actitud.

Esta vez, y tras indicar que las constantes vitales del presidente se han estabiliza­do, reconoció que Trump tuvo fiebre muy alta el viernes, con una caída del nivel de oxígeno en la sangre. En la misma Casa Blanca le suministró un suplemento de oxígeno, por el temor a una rápida progresión de la enfermedad. “Le costaba respirar, tenía fatiga y temperatur­a alta”, especificó. Tuvo una buena respuesta al oxígeno, pero optaron por hospitaliz­arlo para someterlo a más pruebas.

También desveló algo que no dijo el sábado. Esa jornada Trump tuvo otra caída en su nivel de oxígeno, aunque no supo aclarar si le administra­ron oxígeno. “Debería consultarl­o con el servicio de enfermería. No lo creo, pero si se le suministró sería muy limitado y el único oxígeno que prescribí fue en la Casa Blanca”, indicó.

El médico sí especificó que suministra­n dexametaso­na, un esteroide que se utiliza en casos en los que se necesite oxígeno. Este fármaco se ha usado con pacientes severament­e enfermos por la Covid-19, con inflamació­n pulmonar, pero no se receta en casos leves o moderados. Conley declinó contestar preguntas sobre el estado de los pulmones, si tiene alguna lesión o sufre neumonía. “No estamos preocupado­s”, apostilló.

Hay voces que insisten en que se quiere dar una imagen de una recuperaci­ón rápida, por lo que se ocultaría informació­n. En un vídeo, Trump aseguró que se encuentra bien y que “pronto volveré a la campaña”.

Estaba ansioso. El presidente Trump prometió en su Twitter una sorpresa este domingo. Al poco se le vio en la parte trasera de un coche, saludando con la mano a los que están concentrad­os afuera del hospital. Llevaba máscara. Según la Casa Blanca, “hizo una breve salida para dar las gracias a sus seguidores. Luego ha regresado a la suite presidenci­al del Walter Reed”.

ANTE EL ABISMO La actitud de Trump supone un riesgo para la salud física y política de los republican­os

TRATAMIENT­O AGRESIVO Tras dos caídas del nivel de oxígeno, le suministra­n un fármaco para casos severos

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CHERISS MAY / REUTERS Donald Trump saluda desde el coche con el que salió ayer a dar un paseo para saludar a los seguidores que se habían concentrad­o junto al hospital.
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