El Papa critica el mercado y el neoliberalismo en su tercera encíclica
Francisco repasa las ideas de su Pontificado en una encíclica radicalmente social
La pandemia ha demostrado que las teorías mágicas del neoliberalismo han fracasado y que la única manera de crear un mundo más justo tras la crisis sanitaria, económica y social del coronavirus es anteponer la dignidad de los más vulnerables ante los grandes intereses financieros. Esto es lo que viene a decir el papa Francisco en su tercera encíclica, titulada con una cita de san Francisco de Asís: Fratelli tutti (hermanos todos), sobre la fraternidad humana. Un documento imprescindible para comprender el pontificado del Papa que tomó el nombre del santo de los pobres, y que vuelve a abordar de manera extensa sus principales preocupaciones, desde los peligros de la globalización económica y el neocolonialismo, la defensa del trabajo como salida de la pobreza o la necesidad de acoger a migrantes y refugiados.
El Pontífice empezó a escribir la última encíclica –el documento papal con mayor autoridad– antes de que estallase una pandemia que le “enjauló” en el Vaticano. Tras el impacto de un virus que ha dejado más de un millón de muertos en todo el mundo y sometido las economías del planeta sus palabras adquieren especial relevancia. Francisco escribe que la fragilidad de los sistemas frente a las pandemias “ha evidenciado que no todo se resuelve con la libertad de mercado” y exige que, “además de rehabilitar una sana política que no esté sometida al dictado de las finanzas”, los Estados pongan “la dignidad humana en el centro”. El Papa es tajante: “El mercado solo no lo resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal”.
El Papa arremete sin tapujos contra el neoliberalismo, la tiranía de los mercados o el alzamiento de las formaciones populistas, que “utilizan demagógicamente para sus fines” sobre los más débiles. Con unas palabras que parecen señalar sin decir nombres a ciertos líderes mundiales, el Papa arremete contra los populistas “insanos” que instrumentalizan políticamente la cultura de los pueblos o “avasallan las instituciones y la legalidad”.
La encíclica es, pues, un resumen radicalmente social de su pensamiento y también el documento más político de un Papa que no se muerde la lengua pese a la presión ultraconservadora de algunos sectores de la Iglesia. A ciertos obispos en Estados Unidos no les gustará nada que la encíclica reitere que la pena de muerte no tiene cabida en el catolicismo. Otro de los pasajes que causarán más revuelo es cuando el Pontífice interpreta la función social de la propiedad y asegura que el derecho a la propiedad privada
“
El mercado solo no lo resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal”
“
El populismo es insano cuando utiliza políticamente la cultura del pueblo para su proyecto personal”
“
No nos olvidemos de los que murieron por falta de respiradores, resultado de sistemas de salud desmantelados
“sólo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados”. Advierte que esto debe tener consecuencias en el funcionamiento de la sociedad, y lamenta que a menudo los “derechos secundarios” priman sobre los más importantes, cuando algunos viven con riquezas extravagantes mientras otros no tienen nada. El Papa llama incluso a una reforma necesaria de la ONU: quiere que su tarea sea trabajar por el bien común, la erradicación de la pobreza y la protección de los derechos humanos frente al predominio de la dimensión económica.
A lo largo de sus más de 80 páginas, Fratelli tutti no incluye un nuevo concepto ni afronta un tema inédito, sino que resume documentos y pensamientos que ha ido desgranando en estos más de siete años de Pontificado. Completa las mayores reflexiones de su tiempo al frente del Vaticano, durante el cual cree que la humanidad ha caminado hacia atrás, con sociedades cada vez más polarizadas, desiguales y divididas, con un aumento del racismo y la xenofobia, con más muros y menos puentes, con unas redes sociales que hacen de altavoz de noticias falsas y mensajes de odio. El contenido
El Pontífice dice que el derecho a la propiedad privada no es absoluto y reclama reformar la ONU
ya había sido avanzado ampliamente por el mismo Francisco en las últimas semanas. Es entendida como una continuación de su anterior encíclica, Laudato si (alabado seas), una reflexión sin precedentes sobre el impacto de la actividad humana en el medio ambiente y que también se inspiraba en un cántico de san Francisco de Asís. La encíclica es asimismo una continuación del espíritu ya plasmado en el “Documento sobre la Fraternidad Humana” con el gran imán de Al-azhar, Ahman Al Tayeb, a quién recuerda en varias ocasiones. Cita demás a Martin Luther King, Desmond Tutu o Mahatma Gandhi.
El Papa firmó la encíclica ante la tumba de san Francisco en Asís, en el centro de Italia, y la presentó en el día de su onomástica. Es la primera vez en 206 años que un pontífice firma una encíclica fuera del Vaticano, y también la primera vez que Bergoglio sale de Roma en pandemia, aunque volvió a no llevar mascarilla. La polémica incluso saltó antes de que se conociera el texto: algunas mujeres católicas y teólogas han criticado que la fórmula “hermanos todos” no tiene en cuenta el lenguaje inclusivo.