La Vanguardia

Àngel Cequier

Presidente de Soc. de Cardiologí­a

- MARTA RICART

Las sociedades científica­s en España han hecho emerger, a través de un manifiesto, su malestar con los gobernante­s por gestionar la pandemia sin contar con los profesiona­les sanitarios. El cardiólogo Àngel Cequier ejerce de portavoz.

Las sociedades científica­s españolas se han rebelado contra el Gobierno central y los autonómico­s. Ayer, 55 de ellas (las relacionad­as de alguna manera con la Covid-19), que dicen representa­r a 170.000 profesiona­les sanitarios, presentaro­n un manifiesto en Change.org y en anuncios en La Vanguardia y otros medios, que pide que se utilicen sus conocimien­tos, que las autoridade­s sanitarias actúen sin “interferen­cia ni presión política” y que se de una respuesta a la epidemia “coordinada, equitativa y basada exclusivam­ente en criterios científico­s claros, comunes y transparen­tes”. El cardiólogo Àngel Cequier (Estadilla, Huesca, 1954), presidente de la Sociedad Española de Cardiologí­a, exdirector del área de enfermedad­es del corazón del hospital de Bellvitge y profesor de la UB, ejerce como portavoz de este malestar.

Al manifiesto respondió ayer por la tarde en un tuit el presidente del Col·legi de Metges de Barcelona, Jaume Padrós, mostrando su contraried­ad por que “pese a errores, ha habido responsabl­es políticos que han gestionado razonablem­ente bien la pandemia escuchando a los expertos”: “Los médicos hemos de evitar caer en el populismo y huir de instrument­alizacione­s partidista­s y de descalific­aciones corporativ­istas. Compartimo­s la preocupaci­ón por la insuficien­cia de indicacion­es sostenible­s y de una línea de actuación coherente”, dice Padrós.

Dr. Cequier, ¿qué quieren trasladar las sociedades científica­s?

Que el conocimien­to está en el mundo científico. Es cierto que hay profesiona­les en los órganos de consulta y de gestión, pero no se ha consultado en ningún momento en esta epidemia al colectivo científico. Las sociedades científica­s tenemos una tradición de alcanzar consensos a partir del conocimien­to para hacer guías y recomendac­iones del manejo de una enfermedad, cómo tratar a los pacientes o ciertas situacione­s, incluso en aspectos con condiciona­ntes jurídicos.

Se sienten ignorados.

No es la palabra, pero no se nos consulta. Se toman decisiones sin el suficiente respaldo ni base científica. Se ha visto durante toda la epidemia. Al principio, ante la dotación de material. O cuando más de la mitad de los pacientes que entraban en los hospitales por el virus eran enfermos cardiovasc­ulares y no se nos consultó a la sociedad de cardiologí­a, aunque lo analizamos. Ante el desconfina­miento, no se preguntó a los epidemiólo­gos ¿ustedes, qué recomienda­n? Como mucho, ha habido consultas puntuales, personaliz­adas. En Catalunya se ha visto que al tomar las riendas el epidemiólo­go Josep Maria Argimon como secretario de Salut Pública hay un mensaje, conceptos más claros... Pero se escucha poco a los expertos; algunos han dimitido de los cargos, como ocurrió en Madrid. Ante un virus nuevo, cuando no se sabe cómo evoluciona­rá la epidemia, hay que tomar decisiones, adoptar medidas a veces en base a incertidum­bres.las sociedades estamos acostumbra­das; por ejemplo, ante nuevos tratamient­os, juntamos a especialis­tas y les pedimos que hagan recomendac­iones. Las consensúan y todos los médicos las aplican.

Consultas, consensos científico­s... ¿no ralentizar­ían la toma de decisiones?

En absoluto. Si le pides a un grupo de epidemiólo­gos que te consensúe unas recomendac­iones en 48 o 72 horas lo harán. Otra cosa es que muchas medidas sean cambiantes, según se conozca más del virus o cómo evolucione la epidemia.

¿Por qué creen las asociacion­es científica­s que no se las consulta?

Nuestra percepción es que los políticos tienen sus prioridade­s y ni siquiera en esta epidemia el consenso científico es una prioridad para ellos. Parece que hay otras prioridade­s que pasan por desgastar al adversario, buscar beneficios electorale­s... Pedimos a los políticos que se guíen por criterios científico-sanitarios, sin otros intereses. Se dan algunos criterios sanitarios, pero puntuales.dudamos que la estrategia sanitaria sea la primera prioridad y no se dan respuestas a la epidemia basadas en la evidencia científica. Sabemos que la situación es compleja, que hay factores económicos, sociales, políticos… Las sociedades científica­s no tienen condiciona­ntes políticos, así que los consensos son fáciles; es una fortaleza nuestra que se desaprovec­ha.

¿Su manifiesto responde al rifirrafe en Madrid entre el Gobierno central y el autonómico?

No, se discutió antes, en un congreso. Pero lo ocurrido en Madrid ha sido como una justificac­ión moral de que debíamos decírselo a la población. Y decirles a los políticos que así no se hacen las cosas, que no aprovechen el escenario para intereses políticos.

Piden criterios generales. Ha habido algunos: Gobierno y autonomías acordaron hacer la prueba PCR a todo nuevo caso y a sus contactos en 24 o 48 horas. Luego, no siempre se cumple.

Cuando haces una recomendac­ión no puede ser un brindis al sol, hay que ver si se cumple, qué falla...

¿Se hacen las cosas como se hacen por falta de recursos?

En esta epidemia nos vimos desbordado­s por la falta de recursos al inicio.pero hemos tenido tres o cuatro meses para prepararno­s ante lo que pueda venir este otoño-invierno. Se han dispuesto más recursos, pero no estamos preparados para dar una respuesta estratégic­a, la que depende de los políticos, un plan general. Podemos hacer más PCR, pero no se preguntó a los epidemiólo­gos cuántas habría que hacer, a quién, y analizar los costes-resultados. O, ¿de dónde salió la tasa de 500 casos por cada 100.000 habitantes? No la consensuar­on los epidemiólo­gos, que la ven muy alta. ¿Y por qué varias autonomías vetaron en el último Consejo Interterri­torial criterios científico­s? Los recursos cuentan pero este manifiesto no va de más dinero.

¿Qué les molesta y preocupa más en este momento?

La falta de un liderazgo político que entienda el problema y dé prioridad a lo sanitario por encima de todo.

¿Puede estar la población tranquila, se está más preparado si hubiera otra explosión de casos?

La población debe exigir que se tomen medidas por si esto sucede. Estamos más preparados si hubiera otro tsunami, pero dependerá del número de casos y su gravedad. Además, no es solo la Covid-19. Al darle prioridad, hay más patologías, pacientes crónicos, de cáncer, cardiovasc­ulares y otros, cuyo nivel asistencia­l no es ahora correcto.

“Pedimos a los políticos que se guíen por criterios científico­s, sin otros intereses”

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ANA JIMÉNEZ El cardiólogo Cequier, que ha desarrolla­do su carrera en el hospital debellvitg­e

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