Con menos padres entrenadores Los entrenamientos, mejor sin público
La pandemia limita la asistencia de los familiares en los partidos del deporte base
Padres –casi siempre son mayoría– y madres dando indicaciones a los hijos desde las gradas mientras juegan su partido. Algunos parecen querer ocupar, a veces sin darse cuenta, el puesto de entrenador. La mayoría quiere estar al lado de los suyos, darles ánimo y poder ver en directo si marcan un gol o hacen una canasta. Sin más, como se ha hecho toda la vida en campos, pistas o pabellones, desde una grada o detrás de una portería.
La pandemia amenaza con cambiar uno de los rituales familiares del fin de semana. Han vuelto los entrenos, ahora a puerta cerrada, los partidos amistosos y, con un poco de suerte, arrancarán en breve las ligas. Las instalaciones deportivas, la mayoría de titularidad municipal, están limitando el acceso de público para reducir el riesgo de contagio. No hay en Catalunya un protocolo común de obligado cumplimiento, las normas son cambiantes y los mismos grupos de Whatsapp que servían para confirmar el horario del partido ahora hierven con las normas free Covid. El asunto es complejo. Hará falta paciencia y sentido común. Y ambas escasean.
Algunos padres y madres ya se han visto fuera de campos y pabellones mientras sus hijos jugaban el partido. Sacrilegio. La experiencia no ha gustado. Lo comprobaron en el campo del Júpiter, con unos cuantos padres y madres subidos a su escalera –la trajeron de casa– para ver por una verja el partido, amistoso. Para el recuerdo de la primera temporada con coronavirus.
El club barcelonés empezó los partidos a puerta cerrada, pero ya ha modificado el protocolo, de la mano del Ayuntamiento, y permite que cada menor tenga a dos acompañantes en la grada. “No podíamos dejar acceder al público si el Ayuntamiento nos decía que no. Hasta ahora no había existido ninguna regulación, y podía venir la familia entera a ver el partido y después irse todos a comer”, explica Jordi Vilalta, responsable de comunicación de la Fundació Privada Club Esportiu Júpiter. Tienen 500 jugadores en la base. Un millar de madres y padres, más tíos, hermanos o abuelos. “La gente lo está entendiendo”, añade.
En otros campos, como en el del Fort Pienc, también en la capital catalana, las familias pueden aprovechar que desde fuera hay una buena perspectiva del campo, aunque algo lejana.
La Secretaria General de l’esport, la autoridad competente, no ha aprobado una normativa unitaria que regule la asistencia de público y acompañantes. Sí que ha emitido unas recomendaciones, en base a lo aprobado por el Procicat. “Se recomienda que cuando jueguen en casa se deje al deportista menor en la instalación y se recoja al final del partido para evitar la aglomeración de adultos”, explica Gerard Figueras, secretari general del Esport. La mayoría de
SIN UN PROTOCOLO UNITARIO Muchas instalaciones dejarán pasar dos acompañantes por menor en el arranque
RECHAZO A LA PUERTA CERRADA Marcha atrás de campos y pabellones de jugar sin público como en esta pretemporada
Los entrenamientos se están llevando a cabo en prácticamente todas las instalaciones deportivas sin público, siguiendo la recomendación del Procicat. Los clubs lo han incorporado desde la vuelta a la actividad física, ya en verano. Los técnicos están de enhorabuena. “Los entrenos sin padres en las gradas son beneficiosos para la mejora del niño y del equipo. Hay padres participativos en los entrenamientos y no lo deben de ser”, advierte Dani Poza, director deportivo en la Unió Esportiva Mataró (UEM). Algunos clubs ya habían incorporado los entrenamientos a puerta cerrada mucho antes de la pandemia para preservar el espacio de las interferencias paternas. “Ya no dejábamos entrar a los padres a los entrenamientos y seguiremos igual, la grada cerrada”, explica Jordi Guillén, coordinador del fútbol base del Nàstic. Muchos padres se quedan fuera pero siguen las sesiones de entrenamiento más lejos, junto al recinto, tras la valla, porque la visibilidad es buena. Cosa distinta son los partidos. “Es bueno que haya público”, dice Poza. Los técnicos son partidarios de que niños y niñas se acostumbren desde pequeños a tener espectadores, aunque pueda ser una intromisión. Los entrenadores se cansan en las reuniones de pedir a los padres que no hagan de técnicos en los partidos porque el doble mensaje confunde a los pequeños. Suele caer en saco roto.