La Vanguardia

Miedos y recelos asiáticos

Muchos chinos, temerosos de contagiars­e y no poder trabajar, prefieren que sus hijos no vayan al colegio y renuncian a toda vida social

- LUIS BENVENUTY

Las nietas de Joana Yeye regresarán hoy al colegio. A los pocos días de empezar este curso escolar, muchos chinos afincados en toda Catalunya enviaron cartas a los directores de sus centro educativo para decirles que sus pequeños se incorporar­ían a las clases más adelante, mucho más adelante, cuando estén más o menos seguros de que las aulas son más o menos seguras...

“Mis nietas se pasaron buena parte del verano en el pueblo de sus abuelos paternos –prosigue Joana–, en un pueblo muy pequeño de Extremadur­a donde aún no se registró ningún caso de coronaviru­s. Este verano mucha gente llevó a sus hijos fuera de la ciudad, por seguridad, por prudencia, por miedo... Muchos chinos de Barcelona temen enviar a sus hijos al colegio y que luego las cosas no salgan bien y todos enfermen... o que como poco todos tengan que confinarse en casa y no puedan trabajar durante al menos un par de semanas. Los chinos siempre estamos ahorrando, pero estos últimos meses fueron muy duros para todos. La mayoría ya no puede permitirse el lujo de volver a cerrar”. La desescalad­a de los chinos fue mucho más lenta y pausada que la del resto de la población.

Yeye preside una asociación cultural de mujeres cuyo grupo de We Chat suma más de 500 madres y abuelas. “Es que los hijos más mayores tienen muchas ganas de volver a ver a sus amigos, de recuperar su vida social –añade–, y van y se rebelan ante sus padres. Son chinese banana, amarillos por fuera y blancos por dentro. Todo esto provoca discusione­s familiares. Así que la mayoría de críos que se están quedando en casa estos días son los de primaria, los más pequeños”.

Además, tercia Shufen Chen, la mayor parte de los chavales que por cautela viajaron a China antes de que aquí se establecie­ra el confinamie­nto todavía continúan al otro lado del mundo. Al parecer los precios de los billetes son todavía exagerados. En estos momentos, más o menos todos consideran que quedarse en China es mucho más seguro que regresar a Catalunya, muchos de los que emprendier­on ese viaje se plantean ya no regresar, deshacerse de sus negocios aquí, establecer­se de nuevo allí... “Aquí en Santa Coloma de Gramenet, en el barrio del Fondo, se ve mucho”.

Shen, presidenta de un par de asociacion­es culturales asiáticas, histórica organizado­ra de los fastos por estas latitudes de Año Nuevo chino y responsabl­e de un par de academias de su idioma –los chinos acostumbra­n a enviar a sus hijos a este tipo de centros para que aprendan bien su lengua–, añade que este curso están dando todas las clases a distancia, de una manera virtual.

“La mayoría de chinos están renunciand­o a toda su vida social. A nosotros nos encanta reunirnos para comer y cenar con familiares y amigos, tres o cuatro veces a la semana,

Los restaurant­es dirigidos a sus compatriot­as sufren especialme­nte esta gran reclusión

y en restaurant­es, para no fregar. Pero ahora todos temen que no les dejen trabajar y salen de casa lo justo. Los restaurant­es lo están notando mucho. El Sea Palace, en el puerto de Badalona, uno de los más grandes de Catalunya, sigue cerrado, como otros muchos. Aquí en el barrio del Fondo algunos intentan ya traspasar sus restaurant­es”.

La semana pasada se conmemoró la festividad del Medio Otoño, y todo el mundo la celebró en su casa, luego de pasar por el supermerca­do... Daixi Shen y Weirong Shen, representa­ntes de varias asociacion­es de hosteleros chinos en Catalunya, propietari­o de dos restaurant­es chinos en Barcelona y otro en Esplugues, cuentan que los negocios especialme­nte dirigidos a la población china están atravesand­o unos momentos muy complicado­s. “Las asociacion­es no se reúnen, nadie celebra bodas, todo el mundo tiene miedo a relacionar­se –detallan–... El problema es que muchos chinos contrajero­n recienteme­nte el coronaviru­s. Hace unos pocos meses ningún chino lo tenía. Por eso ahora los chinos tampoco quieren ir a los lugares frecuentad­os por los chinos. Los alquileres son muy caros, los propietari­os no aflojan... y muy pocos, quizás los que tienen los bazares más pequeños, pueden permitirse encerrarse en casa otra vez”.

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Los efectos. El aislamient­o de los chinos es un duro golpe para muchos restaurant­es
ANA JIMÉNEZ Los efectos. El aislamient­o de los chinos es un duro golpe para muchos restaurant­es
 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Persianas echadas. Muchos negocios, sobre todo los más grandes, siguen cerrados
ANA JIMÉNEZ Persianas echadas. Muchos negocios, sobre todo los más grandes, siguen cerrados

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain