La Vanguardia

La sala Aquarella busca ocupar el hueco del Club Capitol en Barcelona

- JUSTO BARRANCO

El cierre de las dos salas del teatro Club Capitol debido a no poder renovar el alquiler del local ha dejado un notable hueco en Barcelona. Un hueco para los espectador­es y también para las obras –con frecuencia comedias y monólogos– que arrastraba­n a decenas de miles de espectador­es a la popular sala de la Rambla. Un vacío que se empieza a llenar. La productora teatral Anexa, que comanda Toni Albaladejo, se ha asociado a la sala Aquarella, situada bajo un hotel de la Gran Via en pleno corazón de Barcelona, para comenzar a llevar allí las comedias que habría presentado en el Capitol. Comenzando por Vida de peix... sense espines!, con Mercè Comes y Rosa Andreu, y siguiendo por los popularísi­mos Monólogos de la vagina, que justamente estaban en cartel en el Club Capitol cuando llegó el confinamie­nto y antes de que la sala cerrara definitiva­mente.

No solo eso: cuando acaben los Monólogos de la vagina tienen prevista la despedida por todo lo alto de Els homes són de Mart i les dones de Venus –que ha pasado siete temporadas en el Capitol–, llevarán a la actriz madrileña Roma Calderón con su cabaret vanguardis­ta y también al Mag Marín, que une ilusionism­o y cabaret. Unos espectácul­os que convivirán en diferentes horarios los viernes y los sábados con la actividad habitual de la sala, que lleva desde 1997 dedicada a las cenasespec­táculo y el music hall dirigida por Gabriela Mafei y que también ha resultado inevitable­mente afectada por la pandemia.

En la nueva configurac­ión de la sala como teatro, y con las medidas de separación por la Covid-19, el recinto dispondrá de 150 localidade­s operativas separadas por mesitas, y Albaladejo subraya la amplitud y profundida­d del escenario del Aquarella, que asegura que superan a cualquier otro teatro de ese tamaño en Barcelona.

Una Barcelona que, afirma, necesita un espacio así, porque tras el cierre del Capitol, especialme­nte de su sala pequeña, la ciudad había perdido salas cálidas para probar espectácul­os que luego podían acabar en teatros grandes. Obras como la que abre la nueva etapa de la sala este viernes 9, Vida de peix... sense espines!, escrita por la actriz Mercè Comes, que afirma que es una obra “surreal como la vida misma pero real”, y que transcurre en la sala de espera de un médico donde comienza a hablar con Rosa Andreu de casi cualquier tema. “No hay mensaje. Ahora la gente está más cerca de llorar que de reír y ya me parece un gran elogio que cuando me ven me digan cuánto se han reído conmigo”, concluye.

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