La Vanguardia

Nadal sigue sin encontrar rival en Roland Garros

Nadal multiplica su prestación para barrer a Korda y acceder a cuartos, donde le espera Sinner, otro adolescent­e

- SERGIO HEREDIA París Enviado especial

Se abre al fin el cielo en París, tan encapotado como estaba en estos días, aunque Rafael Nadal ya no le presta atención a todas esas cosas. Nadal ya no se descompone por nada.

Ya no se queja de las nuevas pelotas Wilson, que son duras como piedras.

Ni del fresco y la humedad del otoño en París, vaya una época para montar un grande.

Ni del viento, que a veces sopla y, molestoso, levanta el polvillo rojo que se cuela por todos los poros.

Y tampoco se queja de la inactivida­d por la pandemia, dejemos de hablar de eso, esto es tenis y es igual para todos.

En realidad, ahora Nadal solo tiene ojos para su rival, Sebastian Korda: este ya es su cuarto partido en el Bois de Boulogne. Y el balear se ha puesto en modo Grand Slam.

Sebastian Korda es el hijo de Petr Korda, temible zurdo de aspecto afilado, magnífico en los años 90, cuando había jugado en esa misma pista, la Philippe Chatrier, disputándo­le el título a Jim Courier (1992).

Aquellas aventuras se las había contado Petr Korda a su hijo, Seabierto bastian (20). Le había contado que entonces hacía calor, calor de junio, nada que ver con estos días: quién nos iba a decir que nos moveríamos por Roland Garros con el cuello de la gabardina levantado y con cuatro curiosos sentados en la grada, tiritando.

Petr Korda le hablaría de Courier a su hijo, pero este, el hijo, en realidad se habría retroalime­ntado por sí mismo, años más tarde. Los adolescent­es escuchan, aunque también tienen su curiosidad y se mueven por sus ramas. Cuando Sebastian Korda era al fin un quinceañer­o flaco y larguiruch­o, más o menos como su padre, entonces su mito era Nadal, ya convertido en un prodigio de títulos y proezas.

Veámoslo así: Sebastian Korda había crecido contemplan­do las maravillas de Nadal.

Y eso marca.

En particular, cuando ante ti se levanta, ahora mismo, el coloso. (...)

Bajo el cielo otoñal de París, este domingo, Sebastian Korda ha

los ojos y el dinosaurio aún estaba allí.

Y eso era demasiado. Nadal es hoy furia y pasión. Y con ambas herramient­as rinde a los rivales y no les deja vivir, acaso aún se acuerda del fiasco de Roma, hace ya dos semanas, cuando le había visto los ojos al dragón, torturado por Diego Schwartzma­n.

Nadal carga con la caballería y no deja rivales, y en media hora despacha el primer set y en otra media hora, el segundo, y luego sí, se da un respiro, pero solo para volver a la carga. Como el grande que se muestra condescend­iente con el vasallo, Nadal concede un break a Korda en la última manga, pero ya no regala nada más, y de un tirón encadena seis juegos seguidos y despacha el compromiso sin contemplac­iones (6-1, 6-1 y 6-2, en 1h55m), quizás para marcharse al hotel Pullman, a un paso de la Torre Eiffel, y contemplar la agonía de Sasha Zverev, una más.

Zverev, sexto cabeza de serie, siente querencia por los malos ratos: se ha pasado el torneo empeñado en complicars­e la vida, concediénd­ole dos sets de margen al rival de turno, en otro momento Herbert, ahora el italiano Jannik Sinner, adolescent­e como Korda que ya lleva meses dando sustos (que se lo pregunten a Goffin, Paire o Tsitsipás, víctimas recientes).

Zverev le concede dos sets de ventaja a Sinner, y ahora ha ido demasiado lejos, porque Sinner no se arruga: comete más errores no forzados (56, por los 47 de Zverev), pero se muestra mucho más implicado en el espectácul­o, con 39 golpes ganadores, casi el doble que el alemán (20).

Bajo esos números, Sinner aguanta la presión del peso pesado para apuntarse el triunfo en cuatro sets (6-3, 6-3, 4-6 y 6-3) y más de tres horas.

Sí, algo se ha movido últimament­e en el tenis en Italia, escuela muy crecida estos días en París, con las actuacione­s de Sonego, Cecchinato, Giustino, Berretini y la magnífica Martina Trevisan, ya cuartofina­lista.

UN DEVOTO En su adolescenc­ia, Sebastian Korda, hijo del aplaudido Petr Korda, había crecido celebrando a Nadal

EL ‘SORPASSO’ DE SINNER El italiano, verdugo de Sasha Zverev, se ha convertido en el referente de la renacida escuela italiana

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CHRISTIAN HARTMANN / REUTERS Rafael Nadal celebra su cuarto triunfo en la presente edición de Roland Garros, ante Sebastian Korda, ayer en París
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