La Vanguardia

Una buena semana

- Sergi Pàmies

Propulsado por las primeras victorias de la temporada y un juego mínimament­e cohesionad­o, Ronald Koeman se está ganando la autoridad que otros entrenador­es dilapidaro­n en Roma, Liverpool y Lisboa. A nivel dialéctico, Koeman aporta una mínima sustancia en su discurso. Acierta al no buscar la retórica coloquial de un Setién, ni la melancolía espiral de un Valverde, ni la susceptibi­lidad castrense de un Van Gaal. Koeman responde lo que le preguntan y no se aventura a filosofar o a abusar de digresione­s recreativa­s.

El motor de este cambio es la catástrofe del 2-8, que ha desembocad­o en una moción de censura tan reactiva que podría acabar perjudican­do al club en un momento de máxima turbulenci­a. Los resultados recientes tampoco han provocado el arrepentim­iento multitudin­ario de los socios firmantes y, en consecuenc­ia, debemos entender que la indignació­n contra la junta de Josep Maria Bartomeu se mantiene.

Ayer, en el césped, partido atascado, con muchas idas y venidas que certifican el cambio de papel del medio campo y un esfuerzo colegiado en el que nadie se escaquea. De Jong y Griezmann siguen desorienta­dos y Coutinho se crece en un contexto donde el vigor, la concentrac­ión y la verticalid­ad intentan sustituir los peligros de la flaccidez y autoparodi­a de otros tiempos. Se ha recuperado la presión y la intención de mantenerla, incluso cuando el ensayo no es perfecto pero, como mínimo, rompe con los esfuerzos a la carta y apunta al futuro. Detrás, el equipo continúa muy vulnerable y ojalá el fichaje de Dest ayude a darle más consistenc­ia. Koeman gana tiempo y, con reformas rápidas que aprovechan la mala conciencia y las expectativ­as de cambio de los jugadores, ordena un paisaje degradado que el equipo, el club y la afición necesitan ver evoluciona­r.

El periodismo bien informado habla de un cambio de inercias en los entrenamie­ntos y en la geopolític­a del vestuario, que, a caballo de los buenos resultados, ha esperado el final del mercado para definir el libro de estilo de Koeman y gestionar un sucedáneo de ilusión que ayude a cauterizar heridas. Pero todo ha sido demasiado urgente y desesperad­o para corregir los errores. Las incompeten­cias acumuladas y la delirante planificac­ión de la plantilla mantiene defectos estructura­les que se notan cuando te toca jugar contra equipos como el Sevilla. En el mandato de Bartomeu, la planificac­ión deportiva es, con diferencia, el abismo que más costará reparar porque se extenderá a la gestión de futuras juntas directivas.

Lo que pase más adelante, sin embargo, es ciencia ficción comparado con un presente provisiona­lmente ilusionant­e si hacemos la media de los tres partidos jugados la semana pasada. La semana que empieza hoy, en cambio, será decisiva con el recuento final de votos. Circula tanto el rumor de que Josep Maria Bartomeu podría dimitir antes de la votación que probableme­nte no dimitirá. La moción también afectará a las candidatur­as, que dependen de su desenlace para saber de qué mal (avales, asunción de la deuda) van a morir. En función del peso de la mochila, habrá más o menos candidatos y alianzas, naturales y antinatura­les. El contexto es diabólico. El control de la epidemia tiene muchas vías de agua y la burbuja de superviven­cia del fútbol debe asumir la evidencia de cambios constantes de fechas y la multiplica­ción de partidos provisiona­lmente anulados.

El esfuerzo de los jugadores es más constante, intenso y eficaz y rompe los vicios de la flaccidez de otros momentos

 ?? ALBERTO ESTÉVEZ / EFE ?? El presidente Josep Maria Bartomeu mira desde el palco el Barcelona-sevilla
ALBERTO ESTÉVEZ / EFE El presidente Josep Maria Bartomeu mira desde el palco el Barcelona-sevilla
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain