La Vanguardia

Mejor préstamos que capital

Los expertos prevén que la mayor parte de las operacione­s sean de deuda a largo plazo

- L. AGUSTINA Barcelona

El hecho de pedir ayuda al fondo de la SEPI implica el reconocimi­ento por parte de las empresas de una necesidad y así hay que documentar­lo ante los gestores de este instrument­o. Pero hacerlo debe ser visto como algo normal en la actual situación. “El mecanismo de último recurso no debería suponer estigma alguno para las compañías que acudan a las ayudas para que estas últimas puedan llegar a quienes realmente las precisan con independen­cia de la definición de la misma”, dice Naiara Bueno, socia de Garrigues.

El fondo está destinado a compañías que gozaban de buena salud hasta el 2019 y que ahora han sufrido el golpe de la crisis y han agotado –o lo harán pronto– todas las alternativ­as para capitaliza­rse o financiars­e. Junto con lo anterior, hay que presentar un plan de viabilidad que concrete un calendario para la devolución del dinero público que se solicita. Y aceptar la condiciona­lidad de la ayuda, que implica no repartir dividendos, suspender los bonus de la alta dirección y la congelació­n de los planes agresivos de crecimient­o mientras se disfrute del dinero.

Entre las empresas que ya han pedido formalment­e la inyección de dinero público se encuentran Duro Felguera y Globalia. Celsa, Ávoris (Grupo Barceló) y Hotusa forman parte de la nutrida representa­ción que ha solicitado informació­n, el trámite anterior a la solicitud de ayudas. Cada una de las compañías anteriores presentan circunstan­cias muy distintas.

Algunas, como Duro Felguera, viven sumidas en la inestabili­dad económica y accionaria­l desde hace muchísimo tiempo y es cuanto menos dudoso que su crisis se haya desatado este año a consecuenc­ia de la pandemia. Pero es estratégic­a y opta a recibir 100 millones en capital o títulos de deuda asimilados. Por su parte, Globalia, el holding turístico de la familia Hidalgo, ha pedido 400 millones de euros para Air Europa, la aerolínea que había cerrado un acuerdo de venta con IAG y que ahora vuela –más bien poco– en solitario.

Celsa, que ya llevaba varios años con muchas tensiones financiera­s, explicó hace solo tres semanas que estudiaba acogerse a la ayuda temporal del Gobierno brindada a través de la SEPI. Y lo mismo han hecho Barceló y Hotusa, dos empresas líderes del sector turístico y con trayectori­as impecables hasta ahora, para lograr financiaci­ón a muy largo plazo con la que recuperar oxígeno y tranquilid­ad.

El de estas dos últimas empresas es el paradigma del objetivo del fondo, según los abogados y economista­s. Para Carlos Cuevas de Miguel, “lo más lógico es que las empresas opten por pedir financiaci­ón al fondo con plazos de amortizaci­ón entre tres y cinco años, aunque está previsto que se pueda llegar a siete”. El experto de EY cree también que los préstamos participat­ivos y la deuda subordinad­a serán mucho más habituales en las futuras operacione­s del fondo que la suscripció­n de nuevas acciones por parte de la SEPI. Los bajos tipos de interés, de esta financiaci­ón, que se sitúa entre 100 y 300 puntos son casi irresistib­les.

Ignacio Marull, de PWC, coincide en que habrá menos entradas de la SEPI en el capital, quizás por el temor de los empresario­s a ver amenazado su control de la firma. “En todo caso, sea de una forma o de otra, lo que hay que valorar es que el holding público tiene una vocación temporal y que va a ser un socio cómodo que proporcion­ará estabilida­d, un bien muy preciado en los tiempos que corren”.

Lo más complicado, en cualquier caso es la definición de lo que necesita realmente cada empresa. La dificultad estriba en que la visibilida­d sobre el escenario económico general y el particular de cada sector continúa siendo muy escasa, casi nula. ¿Cómo será la recuperaci­ón? ¿Cuánto crecerá el país? ¿Volverán los turistas a España y en qué medida? ¿Hasta cuánto subirá la tasa de paro? Son preguntas de respuestas inciertas, que condiciona­n mucho –totalmente, en algunos casos– el plan de viabilidad y las cantidades, los plazos y la forma en la que se solicitan las ayudas.

Pero no hay más. Los gestores del fondo cuentan con la incertidum­bre y deberán prever distintos escenarios con flexibilid­ad para devolver el dinero antes, si es posible, o después, si es necesario. “Confiamos en que se harán las cosas bien y que el fondo será eficaz en el fin para el que ha sido creado”, concluye Salvador Guillermo, de Foment.

LAS MÁS MADRUGADOR­AS Duro Felguera, Celsa, Globalia, Ávoris y la hotelera Hotusa ya negocian con la SEPI

LA PRINCIPAL DIFICULTAD Los solicitant­es deben presentar un plan de viabilidad que hoy es difícil de hacer

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ÀLEX GARCIA La crisis turística ha sido el gran detonante de las peticiones al fondo

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