“El Estado tendrá que suplir nuestra merma de ingresos”
La nueva temporada del Museo del Prado se presenta cuesta arriba, con unos números rojos debido a la pandemia de 20 millones de euros: un daño enorme para una institución con presupuesto de 50 millones de los que solo 15 proceden de las subvenciones del Estado y el resto de la autofinanciación.
¿Cómo puede reponerse el museo a esta situación?
El Prado necesita que el Estado supla la merma de ingresos. En nuestro caso, debe proceder mayoritariamente de los presupuestos generales del Estado. Estamos en negociaciones con Hacienda y las conversaciones van bien. Este año ya hemos recortado en torno a los 5 millones y en lo sucesivo prevemos mantener ese recorte respecto a ejercicios anteriores.
¿La pandemia obliga a cambiar las fórmulas de exposición? ¿Se acabaron las muestras blockbuster?
Las exposiciones no van a desaparecer pero sí a redimensionarse. Es el momento de apostar por la colección permanente, que debió ser siempre la prioridad de los museos. Si el Prado es importante, se debe básicamente a su colección. Desde el mismo momento en que fui nombrado director mostré mi escepticismo hacia las blockbuster y defendí el aprovechamiento de los fondos.
Durante el bicentenario ya se bloquearon. ¿Se limitarán los préstamos?
No vamos a ser museos autárquicos, pero debe haber una redimensión del fenómeno expositivo. Con independencia de la moratoria en el bicentenario, el Prado estaba en unos números de préstamos realmente extraordinarios, de centenares de obras al año. Y eso no solo iba en detrimento de la contemplación de quienes venían y encontraban lagunas sino del día a día de un museo que tenía que dedicar recursos y esfuerzos a los préstamos.
¿Se ha planteado la posibilidad de crear sedes con los fondos del Prado en ciudades españolas?
No, porque ya los tenemos. Es la única institución cultural española que está en todas las comunidades autónomas y en 48 de las provincias. Hay 2.400 obras del Prado depositadas fuera del museo. Es verdad, y tengo que hacer autocrítica, que no hemos sabido explicarlo. Uno de los grandes retos del museo en los próximos años es el de redefinir su política de depósitos. Abrir sedes no es la solución. Es probable que unas 200 obras debieran estar expuestas, pero muchas otras no tienen un atractivo extraordinario.
La institución e incluso sus gestores han sido objeto de acusaciones de machismo.
Este ha sido un país machista y es posible que el museo haya tenido actitudes machistas en el pasado. En tres años hemos hecho exposiciones de Clara Peeters, Lavinia Fontana y Sofonisba. Y ahora, Invitadas. Yo reto a que alguien me diga un solo museo en España o en Europa que tenga en tres años una actividad de este tipo. Mi compromiso no es solo con las mujeres, es hacer en el Prado un discurso más inclusivo.
¿Y respecto a obras que puedan considerarse hoy machistas o racistas?
Tenemos pocas que sean controvertidas. En el Prado pueden exponerse todas las obras siempre que se expliquen de forma adecuada.
Miguel Falomir, director del Museo del Prado