Nuestra apuesta, la Agenda Verde 2030
DAMIÀ CALVET CONSELLER DE TERRITORI I SOSTENIBILITAT. GENERALITAT DE CATALUNYA
Nuestro país, Europa y el planeta entero han vivido y están viviendo una debacle sanitaria que ha arrastrado a nuestra economía. Lo más lamentable han sido los miles de víctimas, sus familias y allegados, pero las repercusiones laborales, comerciales, financieras y, por extensión, sociales, han sacudido los cimientos de nuestra comprensión del mundo.
Lejos de hundirnos, debemos aprovechar el momento para construir de un modo diferente. Para que la nueva forma de movernos, de trabajar, de producir, de consumir y de vivir sea distinta. Sabemos cómo crear las condiciones para hacerlo y contamos con emprendedores y empresas que están dispuestos a señalar el camino que hay que seguir en el futuro.
Debemos ser capaces de extraer enseñanzas de lo ocurrido durante la pandemia. Si antes de la Covid-19 ya nos planteábamos ciertos cambios en nuestro modelo económico y político, tras el coronavirus, todavía más. Esas diferencias deben llevarnos a una economía más sostenible, equitativa y resiliente, en la que las personas ocupen el centro en la toma de nuestras decisiones.
La nueva economía que se expondrá estos días en BNEW Barcelona debe explorar las vías de progreso para este mundo que está por construir. Una nueva economía en la que la Agenda Verde 2030 que elabora la Generalitat tiene un peso imprescindible.
Esta Agenda Verde es nuestra estrategia de crecimiento económico, nuestra hoja de ruta, que apuesta por una modernización de los sectores productivos, un uso eficiente de los recursos naturales, la protección de la biodiversidad y el aumento de la ambición climática, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
En los próximos años, la movilización de recursos públicos, desde la Unión Europea y desde el resto de administraciones, se fijará en este tipo de políticas transformadoras. Desde la Generalitat apostaremos por la descarbonización, la economía circular, la digitalización y la regulación inteligente.
Tendremos que rediseñar nuestras ciudades y pueblos, renovar nuestras viviendas en clave energética para reducir la huella ecológica. Deberán ser espacios menos contaminados, más habitables y por donde circulen menos vehículos, y los que lo hagan tendrán que ser más limpios. Y donde el transporte público sea siempre la mejor alternativa.
Rediseñar nuestros productos, nuestra manera de producir, de consumir y, al fin y al cabo, de vivir. Nuestros jóvenes lo tienen claro. Ellos están comprometidos con el planeta que les debe acoger y nosotros también debemos hacerlo.
“Debemos apostar por una economía más sostenible, equitativa y resiliente”