Una huelga de mala gana
5.900 médicos de primaria convocados a un paro en el peor momento
Los médicos de atención primaria se debaten entre hacer una huelga que consideran justa e imprescindible por la penosa situación en la que están bregando con la pandemia y lo incoherente que les resulta añadir problemas a los usuarios cuando la curva se ha disparado. Están convocados para los próximos cuatro días desde esta mañana los centros de primaria del Institut Català de la Salut (ICS), que dirige Josep Maria Argimon, a la vez responsable de Salut Pública, el gestor de la pandemia.
Aunque la huelga solo atañe a los médicos, el resto de profesionales que atienden los CAP, desde enfermería a administrativos pasando por los técnicos auxiliares, comparten lo que los médicos convocantes, el sindicato Metges de Catalunya, describen como la situación más dramática que ha vivido la primaria. “No podemos atender a nuestros enfermos, estamos llegando tarde al diagnóstico, desde tumores, problemas respiratorios o de corazón, los hospitales nos rechazan visitas porque tampoco pueden ya. Estamos en el fondo en un gran embudo de patología. Y la primaria ya no da para más: somos cien por cien Covid-19 y para el resto de enfermedades apenas damos una atención de beneficiencia”, resume Elena Bartolozzi, secretaria de atención primaria del sindicato profesional.
Esta protesta no gusta a nadie, les quita el sueño, aseguran. “Es la expresión del desespero, pero si no lo hacemos, después de lo que estamos pasando durante meses seremos cómplices de lo que nos ocurre y de un mayor deterioro futuro”, señala la médica.
Aseguran que las promesas de refuerzo de la consellera de Salut no les alcanzará a quienes llevan el peso de la asistencia y que los 300 médicos prometidos se ocuparán de las residencias y tampoco darán abasto. Reclaman una porción de los recursos europeos y españoles de la pandemia, que no saben dónde están.
La huelga garantiza el 100% de la asistencia de urgencia y prácticamente el 100% de la Covid-19. Podrán parar tres cuartos de la plantilla restante. “Y solo oímos que no hay médicos para contratar, claro que no en las condiciones que ofrece la primaria en Catalunya. La mitad de los médicos de familia que cada año terminan el MIR aquí, 292, se van fuera. Los pediatras se quedan en los hospitales, lo mismo ginecólogos y radiólogos. Nadie quiere este maltrato profesional ni económico”, concluye Bartoluzzi.
“Estamos llegando tarde a los diagnósticos, somos un gran embudo de patología”