La Vanguardia

Los presos, peor que hace un año

La Covid-19 y la acción judicial limitan las salidas de la cárcel de los líderes del 1-O

- SILVIA HINOJOSA

Un año después de la condena, los líderes independen­tistas están en una situación penitencia­ria peor, no solo por las restriccio­nes sanitarias que impone la pandemia, sino también por la persistenc­ia de fiscales y jueces en limitar sus beneficios penitencia­rios.

Los nueve están clasificad­os en tercer grado desde el 14 de julio, lo que debería permitirle­s salir de la cárcel para trabajar y volver a dormir. Sin embargo, siete de ellos –los de Lledoners– perdieron esta posibilida­d a efectos prácticos el 28 de julio, cuando la juez de vigilancia penitencia­ria dejó su tercer grado en suspenso hasta que el Tribunal Supremo resuelva un recurso de la Fiscalía en contra de esta clasificac­ión. Solo la expresiden­ta del Parlament Carme Forcadell y la exconselle­ra Dolors Bassa pueden salir de la cárcel, ya que los jueces de vigilancia penitencia­ria de Wad-ras y de Puig de les Basses no suspendier­on su tercer grado.

En función de la condena –entre 9 y 13 años–, los que han cumplido una cuarta parte pueden pedir permisos de salida. El exconselle­r Josep Rull lo cumplió el 2 de octubre y ayer por la mañana volvió a Lledoners después de pasar con su familia un permiso de 48 horas. El exconselle­r Joaquim Forn, el secretario general de Jxcat, Jordi Sànchez, y el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, también tienen acceso a permisos. En cuanto al régimen de visitas, cancelado con el estado de alarma, se restableci­ó el 25 de septiembre, pero son más restringid­as –dos personas, en lugar de cuatro– y se dan con cuentagota­s, lamenta el entorno de los presos.

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