La Vanguardia

A cuatro meses de las urnas

- Màrius Carol

Dentro de cuatro meses (el 14 de febrero) los catalanes hemos sido convocados a las urnas. Pero, sin duda, nunca antes una campaña había estado tan condiciona­da por factores ajenos a la política. La segunda ola de la pandemia no ha hecho más que empezar y el tsunami económico amenaza con llevarse por delante más empresas y empleos de lo que podemos imaginarno­s. El Banco Central Europeo, que preside Christine Lagarde, advirtió el lunes que las regiones del sur de Europa son más vulnerable­s por el alto nivel de microempre­sas y trabajador­es autónomos, así como por su fuerte dependenci­a del turismo. Entre las seis comunidade­s autónomas donde el impacto económico de la Covid-19 puede ser más alto figura Catalunya.

Ante este panorama tendría todo el sentido del mundo que los partidos independen­tistas, a los que las encuestas sitúan como ganadores en las elecciones del 14-F, promoviera­n un pacto para salvar al país, al que pudieran sumarse otras formacione­s, sin que ello supusiera renunciar a su proyecto de

Estas elecciones no serán un plebiscito, sino una oportunida­d para salvar el país

independen­cia. Pero querer convertir estas elecciones en plebiscita­rias y plantear una estrategia de confrontac­ión con el Estado, como propone Jxcat, es insistir en querer gobernar con los sentimient­os en lugar de hacerlo con la razón. Y eso solo nos lleva a la ruina y a la desesperan­za. Maria Àngels Chacón, que ha sido consellera de Empresa hasta el día en que se negó a romper el carnet del PDECAT, lo ha dicho con una claridad meridiana: “La próxima legislatur­a no puede ser la del referéndum ni la de la DUI, ahora lo que toca es reforzar Catalunya”.

El pragmatism­o que intenta poner de manifiesto ERC en los últimos tiempos es un signo de esperanza, pero su voluntad es arrastrada a menudo por la competició­n con Jxcat sobre quién es más independen­tista. Como si el discurso más disparatad­o tuviera el premio gordo del electorado soberanist­a. Y en este pulso por aparecer como el más pata negra, el futuro se nos nubla. En este sentido, la líder de los comunes en el Parlament, Jéssica Albiach, ha dicho que Jxcat y ERC se han fijado como objetivo conseguir el 50% de los votos “sin saber para qué” y sin compartir la estrategia. Albiach ha declarado algo que merecería un estudio de ciencia política: “No acabo de entender el menospreci­o al autogobier­no y a la autonomía, sin duda ha sido una de las peores ideas del procés”. Lo escribió Bertolt Brecht: “Cuando la verdad es demasiado débil para defenderse, solo le queda pasar al ataque”.

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