La Vanguardia

Si cuela, cuela

- Quim Monzó

“Perdónalos, Señor (o Señora), porque no saben lo que hacen”

(Lucas 23,34)

La ministra alemana de Justicia y Protección de los Consumidor­es, Christine Lambrecht, ha presentado un proyecto de ley con la loable intención de evitar la quiebra de las empresas de aquel país que –como pasa en todo el mundo– han quedado atrapadas en la telaraña de la pandemia. El proyecto propone alargar el periodo de tiempo antes de que una empresa sea considerad­a insolvente. Que los gobiernos intenten ayudar a las empresas es lógico en una situación como la actual.

Pero el Ministerio del Interior ha tumbado la propuesta y ha dicho a la ministra que ni hablar. ¿Acaso el ministro en cuestión está en contra de ayudar al tejido productivo del país en las circunstan­cias por las que pasamos? No. El problema es que el proyecto de ley está redactado en femenino. En vez de utilizar director pone

directora ,yenvezde consumidor, consumidor­a.

El Ministerio de Justicia argumenta que la redacción del texto todavía no está acabada. El portavoz de Interior le ha explicado que deben reescribir­lo: “El masculino genérico –es decir, el uso de la forma masculina de la lengua– incluye a las personas de ambos sexos. Hasta la fecha, el femenino genérico no está lingüístic­amente aceptado”.

Se trata de un uso que aquí (y allí) conocemos desde hace tiempo. Ya no se trata del tronado “¡barcelones­es y barcelones­as!” o “niños y niñas”, que utilizan políticos y maestros de escuela. Van un paso más allá y se inventan un género femenino inclusivo, como hacen a menudo comunes y cuperos, amén de las asociacion­es vecinales que se derivan de ellos. “¡Las vecinas de Sant Antoni decimos basta!”, leo a menudo en las paredes del barrio. ¿Y los vecinos no?

Angela Merkel espera el proyecto como agua de mayo, para evitar el colapso laboral. Las críticas a la broma de Lambrecht han llovido de todos lados. El secretario general del partido de la canciller le ha dicho: “Querida señora Lambrecht, escoja cualquier otra ley para esos juegos. El tiempo para reformar la ley se está acabando, pero el Ministerio de Justicia no se lo toma en serio”. La Asociación de la Lengua Alemana ha advertido, además, que “utilizar esta formulació­n engañosa invita directamen­te a impugnar la ley”. Queda claro, pues, que corregirán la propuesta de ley antes de aceptarla porque, si la aprobaran tal como está ahora, tanto los directores de empresa como los consumidor­es tendrían la excusa perfecta para saltársela a la torera, ya que no los incluye. Cuánta bobada, madre de Dios y padre de Diosa.

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