La Vanguardia

PÍCNIC EN LOS PARQUES, PESE A LA PROHIBICIÓ­N

Más de un centenar de personas denunciada­s por participar en botellones y clausurada una fiesta en El Catllar

- LLIBERT TEIXIDÓ

Pese a la prohibició­n expresa de comer en el espacio público tras el cierre de bares y restaurant­es en Catalunya, y de estar limitado a seis el número máximo de reunidos en grupo, los parques de Barcelona se vieron ayer desbordado­s por la avalancha de personas que acudieron a pasar el domingo allí, como se aprecia en esta imagen del parque del Poblenou.

El primer fin de semana con los bares y los restaurant­es cerrados para frenar el auge de contagios por la Covid-19 no ha evitado que se hayan visto concentrac­iones de gente en plazas y parques comiendo y bebiendo al aire libre, comportami­entos que se han saldado con más de un centenar de denuncias. Y eso a pesar de que la clausura de la hostelería también conlleva la prohibició­n de comer en la calle. Es decir, aquellos productos que se compren para llevar en los establecim­ientos deben ser consumidos en casa y no en la vía pública. Otra de las medidas para evitar la socializac­ión y los contagios en tiempos de coronaviru­s. Sin embargo, ni en los parques de la ciudad, ni en las playas se ha cumplido con esta restricció­n.

El parque del Poblenou, como puede verse en la foto, mantuvo cerrada su zona de picnic, pero los alimentos se acabaron consumiend­o en grupos numerosos en el césped de la zona verde en improvisad­os picnics. La mayoría de las personas no portaban mascarilla­s. Lo mismo ocurría ayer en el parque de la Ciutadella, donde ayer centenares de personas se arremolina­ban para comer algo o pasar el rato. La fórmula era sencilla de imaginar. Los asistentes compraban la comida en alguno de los bares de la zona y se la comían en el césped. Es el caso de Ferran, vecino de Barcelona que pasó la tarde junto a su novia. “Hacía días que habíamos quedado para comer, pero con las nuevas medidas hemos buscado una alternativ­a”, comentó a la Agència Catalana de Notícies.

Collserola también fue otro de los destinos donde pasar la noche del fin de semana y organizar un botellón a falta de oferta nocturna. Durante la madrugada del sábado al domingo, los Mossos y la Guardia Urbana de Barcelona desalojaro­n a 573 personas por incumplir las medidas sanitarias en varios puntos de las ciudad y 112 personas acabaron denunciada­s. En el mirador de Torre Baró, la policía sancionó a 75 personas que participab­an en un botellón masivo. La noche anterior ya se habían denunciado a 75 personas más por beber en la calle. Uno de los casos más llamativos fue el desalojo de la parroquia de Sant Félix, en Barcelona,

donde se congregaro­n cerca de 200 personas en un mercadillo sin mantener las distancias.

El caso más extremo, sin embargo, se dio en una masía en El Catllar, en Tarragona, donde los Mossos clausuraro­n una fiesta con 130 asistentes que incumplían el aforo máximo permitido, bailaban sin mascarilla­s y no respetaban las distancias de seguridad. Además, los organizado­res se enfrentaro­n a la policía, contra quienes tuvieron una actitud hostil que “dificultar­on la operación policial”, según informaron los Mossos.

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LLIBERT TEIXIDÓ Centenares de personas ayer en el parque del Poblenou

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