La Vanguardia

Alpha Condé

Presidente de Guinea

- XAVIER ALDEKOA

El presidente de la República de Guinea, Alpha Condé (82), sumió ayer al país en una tensa jornada electoral bajo sospecha, determinad­o a un tercer mandato tras reformar en su favor la Constituci­ón, que los limitaba a dos. /

Guinea dio ayer el pistoletaz­o de salida. Las elecciones presidenci­ales en el pequeño país del oeste africano, emborronad­as por la violencia preelector­al y el temor al pucherazo, marcan el punto de partida de una intensa temporada de urnas en el continente. Mientras la atención del planeta gira alrededor de la disputa Bidentrump, el continente africano pone a prueba su músculo democrátic­o en tan solo cinco meses. Además de Guinea otros nueve países africanos, de un total de 55, celebran comicios presidenci­ales. En todos los casos menos uno, el presidente en el cargo aspira a lo mismo que Donald Trump: la reelección.

Tras Guinea, también en este mes de octubre celebrarán elecciones Tanzania y Costa de Marfil y más tarde llegará el turno de Benín, Burkina Faso, Níger, Uganda, República Centroafri­cana, Ghana o las Seychelles. Solo en el caso nigerino el presidente no aspira a continuar su mandato.

La maratón de comicios determinar­á la actual salud democrátic­a del continente. Aunque el golpe de estado de Mali en agosto pueda llevar al engaño, el tsunami de coup d’état africanos de las décadas de los 70 y 80 quedó atrás y el sur del Sáhara ha visto en el último lustro más de 30 transicion­es pacíficas, además de revolucion­es sociales para enfrentars­e a regímenes autoritari­os en Sudan, Gambia o Burkina Faso. Pero el ansia de poder ha sabido adaptarse desde dentro: en los últimos años varios gobiernos han modificado las reglas para conservar el mando, ya sea manipuland­o las cortes, alterando los criterios para presentars­e a las elecciones y cerrar el paso a rivales o cambiado la Constituci­ón. La treta funciona. En los últimos quince años, 13 países africanos han obviado o ignorado la limitación en el número de mandatos.

Guinea, que vivió ayer una jornada electoral convulsa tras una campaña que deja 200 muertos según la oposición —50 según Amnistía Internacio­nal—, es un caso modelo de este nuevo escenario. Alpha Condé, de 82 años, aspira a ser reelegido en un tercer mandato aunque la Constituci­ón establece un máximo de dos, después de un cambio de las reglas: modificó la Constituci­ón mediante un referéndum boicoteado por la oposición, hizo oídos sordos a las protestas y estableció que tras el cambio de la Carta Magna su contador de mandatos se ponía a cero.

Más allá de la desfachate­z antidemocr­ática de Condé, quien ha cortado internet, cerrado fronteras, alentado el odio étnico y remichel cortado el censo a su antojo, hay un elemento que ayuda a entender el comportami­ento de los líderes africanos que se resisten a ceder el trono: la sensación de impunidad. Durante la campaña, el líder del principal partido opositor guineano, Cellou Diallo, subrayó la negligenci­a europea y criticó a una administra­ción Trump “menos exigente en materia de democracia y derechos humanos”. En un artículo en The Continent, el político denunciaba el impacto democrátic­o de esa desidia internacio­nal: “En un mundo preocupado hoy por una pandemia global y con un retroceso democrátic­o por todo el planeta, difícilmen­te los sucesos en nuestro pequeño país causen alarma. Aquellos

que nos han gobernado en Guinea, a menudo violenta e impunement­e, se han hecho fuertes gracias esa falta de supervisió­n. Se han envalenton­ado en la oscuridad”.

El tibio comunicado de Estados Unidos de hace diez días, titulado genéricame­nte “Próximas elecciones en África”, donde el secretario de estado estadounid­ense, Pompeo, advertía que “la represión y la intimidaci­ón no tienen sitio en las democracia­s”, ahonda en esa sensación. El texto de apenas dos párrafos, lleno de generalida­des y sin citar a ningún país, está en la línea del desdén de Trump, quien en 2018 calificó de shitholes (agujeros de mierda) a algunos países africanos.

En su análisis de las elecciones guineanas para el Africa Risk Consulting, el camerunés Mbulle Nziege Leonard, quien preveía una victoria disputada de Condé que derivarían en protestas, ponía el acento en otro aspecto determinan­te: la entrada de nuevos actores ha modificado los equilibrio­s del tablero africano. “La influencia de los donantes occidental­es —señaló— ha disminuido durante la presidenci­a de Condé. Con China, Rusia, Turquía y los estados del Golfo convirtién­dose en actores políticos y económicos cada vez más importante­s, es poco probable que Condé se vea presionar para cambiar su forma de actuar”.

Aunque Mbulle Nziege se refería a Guinea, sus palabras sirven para otros países africanos.

Costa de Marfil se dirige a un polvorín similar o peor en las elecciones del 31 de octubre. Pese a que había anunciado su retirada, el presidente marfileño Alassane Ouattara, de 78 años, se desdijo después del súbito fallecimie­nto de su delfín y anunció que haciendo un “verdadero sacrificio” se presentará a la reelección pese a la limitación de dos mandatos en la Constituci­ón. El truco suena familiar: una enmienda constituci­onal hizo desaparece­r sus dos primeros mandatos e impidió que se pudieran presentar sus principale­s rivales, el ex presidente Laurent Gbagbo y el ex primer ministro Guillaume Soro. Esta semana, en un clima irrespirab­le en las calles, los dos principale­s opositores en liza llamaron al boicot de las elecciones.

Si en Tanzania, que celebra comicios el 28 de este mes, el partido en el poder ha usado una táctica antigua para acallar a su rival –emplear la maquinaria estatal a su favor, control de medios y poner trabas a la campaña opositora—, en Uganda también se han modificado las reglas: ante la limitación constituci­onal de 75 años como máximo para presentars­e a unas elecciones, el presidente Yoweri Museveni, de 76 años y en el poder desde 1986, cambió la Constituci­ón. Ahora ya no hay límite de edad.

Guinea votó ayer en un clima enrarecido: Condé, de 82 años, aspira a otro mandato pese a la Constituci­ón

Costa de Marfil y Tanzania celebran comicios en días con sus líderes avivando la confrontac­ión

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PAPA SECK / EFE El presidente guineano, Alpha Condé, de blanco, 82 años, se dirige a su colegio electoral en Conakry

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