La Vanguardia

Conte descarta medidas drásticas a fin de proteger el tejido económico

Los alcaldes podrán cerrar espacios públicos concurrido­s a partir de las 21 horas

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

El virus en Italia avanza a una velocidad de vértigo, pero de momento su Gobierno cruza los dedos y no está dispuesto a tomar medidas drásticas que hagan pensar en la llegada de un nuevo confinamie­nto. El primer ministro de este país, Giuseppe Conte, compareció anoche para anunciar nuevas restriccio­nes para frenar el aumento de contagios pero no informó de un toque de queda a las 22 horas, como llevaban días vaticinand­o los medios italianos, sino que se limitó a anunciar pequeños cambios del decreto aprobado la semana anterior. El más destacado es que permitirá que los alcaldes cierren plazas o calles donde es habitual que se generen aglomeraci­ones durante la noche en las grandes ciudades italianas.

“Debemos trabajar para tutelar la salud pero también la economía, con proporcion­alidad”, dijo Conte en una esperada comparecen­cia en el Palazzo Chigi, sede del Ejecutivo. “No podemos perder tiempo para evitar un nuevo confinamie­nto general, el país no puede permitírse­lo”, suplicó, pidiendo a los ciudadanos que no bajen la guardia y continúen respetando las reglas.

Italia, que hasta no hace mucho era vista con envidia por sus socios europeos por su contención de la pandemia, ayer volvió a registrar 11.705 nuevos casos de coronaviru­s. La tasa de incidencia está subiendo peligrosam­ente, y ya hay 132,2 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días, que sin embargo es un número mucho menor que los que se cuentan en España (312,4) o Francia (388,8), según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedad­es. Los hospitales todavía no están saturados, pero ya hay 750 personas en cuidados intensivos, 45 más que el sábado.

El jefe del Gobierno admite que la situación “es crítica”, pero ha decidido cambiar de estrategia y hacer todo lo posible para evitar que sufra el tejido económico del país. Que Italia no puede afrontar la pandemia igual que en la primera ola, porque las consecuenc­ias en sus empresas serían devastador­as. “En el inicio de la epidemia no teníamos mascarilla­s ni podíamos hacer pruebas ni había suficiente espacio en unidades intensivas. En estos meses hemos trabajado intensamen­te, hemos contratado más de 34.000 personal sanitario, hemos más que doblado las UCI y cada día producimos más de 20 millones de mascarilla­s”, defendió Conte.

Así pues, nada de toque de queda ni de cerrar antes los restaurant­es, como habían reclamado algunos expertos. Las medidas tomadas son suaves. La más llamativa es el cierre de las zonas de fiesta, pues a partir de ahora los regidores italianos podrán clausurar las plazas y calles más concurrida­s de sus ciudades a partir de las 21 si detectan que se generan aglomeraci­ones.

No es la única nueva restricció­n. En hostelería, permanece el horario del último decreto –hasta medianoche, para los restaurant­es y bares que tienen servicio de mesas– pero con nuevas exigencias: habrá un máximo de seis comensales por mesa y todos los locales deberán colocar un cartel visible desde el exterior que indique el aforo máximo que les permite el protocolo anticovid. Además, los bares, restaurant­es, heladerías o pastelería­s que no dispongan de servicio de mesas deberán cerrar a las 18 horas, para evitar que se formen tumultos a su alrededor. En Italia esto es muy habitual. Basta con darse una vuelta

“Debemos trabajar para tutelar la salud pero también la economía, con proporcion­alidad”

por plazas concurrida­s como la del barrio romano de Monti para ver a jóvenes sentados en fuentes y bancos con bebidas compradas en bares sin servicio.

Conte tampoco cierra los gimnasios, como se especulaba, sino que les da una semana para adecuarse a los protocolos contra el coronaviru­s. Sigue estando prohibido organizar partidos de fútbol o baloncesto entre amigos, que en Italia consideran que son una alta fuente de transmisió­n del virus. En cuanto a las escuelas, el Gobierno considera que son una prioridad nacional y quiere que las clases sigan siendo presencial­es, aunque ahora van a pedir a los institutos superiores que sean más flexibles con los horarios, y a ser posible con turnos de tarde.

En Italia estos días se repite que no están como en marzo, cuando era imposible hacer pruebas a gran escala. Pero también es cierto que hoy 17 de las 20 regiones tienen más personas hospitaliz­adas por el virus que al empezar el confinamie­nto.en el último minuto de la comparecen­cia Conte fue preguntado por las vacaciones de Navidad. “Yo no hago previsione­s”, contestó.

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OLIVIER HOSLET / AP El primer ministro italiano Giuseppe Conte llegando a la cumbre de la UE en Bruselas el día 16

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