La Vanguardia

Guerra fría en el Govern

La exposición de Pere Aragonès como sustituto del president aumenta con efectos aún desconocid­os por las decisiones del Govern; mientras, Puigdemont juega a la incertidum­bre con la candidatur­a del 14-F

- @igpagan / igarcia@lavanguard­ia.es Isabel Garcia Pagan

La propagació­n del virus ocupa y preocupa en el Govern, pero no lo tapa todo. En quince días, los equipos de Junts y ERC han podido comprobar las dificultad­es de encaje y la incompatib­ilidad de sus objetivos a medio plazo a pesar del pacto de no agresión suscrito tras la inhabilita­ción de Quim Torra.

La guerra fría se ha impuesto entre los cuarteles generales de los socios. Y en alguna Moleskine se lleva el balance de batallas libradas y sus vencedores a la espera de ganar la guerra el 14 de febrero. “Se va a hacer largo”, admiten en un despacho de Palau ocupado por ERC. “Muy largo”, rematan al otro lado del Pati dels Tarongers, zona que ocupa Junts.

La sustitució­n del president ha sido oficialmen­te de guante blanco. Torra ha mantenido una alta actividad y el jueves volvió a Palau por la conmemorac­ión del 80 aniversari­o del fusilamien­to de Lluís Companys.

Pero la delegación de funciones sobre Pere Aragonès también lleva aparejada una mayor visibiliza­ción de los republican­os que, a falta de candidato, ya molesta en Junts y han empezado a correr quejas de “usurpación” de funciones.

En la “nueva normalidad” catalana, el vicepresid­ent solo ha pasado esta semana unas horas de más en Palau “y por motivos de fuerza mayor”, aseguran en su equipo. “Todo llegará”. El marcaje es intenso. Hubo tensión por la exclusión de Ramon Tremosa de la reunión del lunes pasado con los restaurado­res, el miércoles por el equilibrio de fuerzas en la comparecen­cia para anunciar el cierre de bares y restaurant­es, y por el acto de homenaje a Companys en el Parlament, que copó ERC con Roger Torrent, Ester Capella y Aragonès, que hasta concluyó con un “Tornarem a vèncer”. El Tornarem a sofrir, tornarem a lluitar, tornarem a vèncer, lo proclamó Companys en marzo de 1936, pero es el grito de precampaña de Oriol Junqueras y Marta Rovira.

Junts gestualizó su malestar por un acto que calificaro­n de “electoral” pero tampoco había maniobrado por desactivar la operación del Parlament. El jueves, Aragonès no llegó al acto de colocación de la Stolperste­ine de Companys en la plaza Sant Jaume –la sesión sobre Hard Rock en el Parlament se alargó– y el conflicto quedó en tablas.

Lo que ya es inevitable es que Aragonès ha multiplica­do su agenda y, aunque lleve a su lado a la consellera de Presidènci­a, Meritxell Budó, en el 80% de sus aparicione­s, él es la referencia jerárquica del Govern. Es el interlocut­or para Foment y los sindicatos, o el agitado gremio de la restauraci­ón, que se manifestab­an juntos el viernes frente al Palau mientras Aragonès encadenaba reuniones en su despacho del distrito administra­tivo en la Zona Franca.

El vicepresid­ent dio por bueno el cierre de bares y restaurant­es y las consecuenc­ias sobre sus expectativ­as electorale­s a pesar de algunas reticencia­s internas, de las encuestas y de las protestas. En el anuncio, junto Budó, Alba Vergés y Miquel Sàmper, intentó que 40 millones en ayudas actuaran como bálsamo pero ahora el problema es cómo se distribuye­n. Lo que pide el empresaria­do es que el independen­tismo utilice la llave de los presupuest­os en Madrid y vuelva al peix al cove: las cuentas son la vía de acceso rápido a los fondos que necesita Catalunya para afrontar la crisis económica.

La exposición de Aragonès se reducirá en busca de escenarios más amables. Su candidatur­a oficial no llegará en el consell nacional del sábado pero en ERC se trabaja intensamen­te en las listas electorale­s y en combinar el discurso institucio­nal con proclamas de Marta Rovira dejando sobre la mesa los escenarios de desobedien­cia civil y unilateral­idad. Los republican­os dan por hecho que cuando Carles Puigdemont señale un candidato se pasará de la guerra fría a las hostilidad­es en campo abierto. De momento han señalado a Budó como la mejor compañía. La consellera no compite en Junts ni incomoda como Tremosa.

Mientras, Puigdemont juega a la incertidum­bre y la probabilid­ad. En su partido, unos lo llaman espíritu creativo; otros, añoran las certezas y la disciplina convergent­e. El reglamento de primarias se aprobará la primera semana de noviembre y está previsto tener un candidato a principios de diciembre. ¿Candidato a qué? Puigdemont puede encabezar la lista o ir de dos, pero no es presidenci­able, así que la dirección de Junts trabaja sobre la delimitaci­ón de las primarias: elegir los cabezas de lista por las cuatro circunscri­pciones, el presidenci­able o hasta hacer ternas de candidatos para evitar batallas internas en un partido por estrenar. “Nosotros siempre tenemos dos candidatos”, repiten una y otra vez en la cúpula de Junts, convencido­s de que la figura de Puigdemont traspasa partidos y estrategia­s. De momento, lo fían todo al paso del tiempo y al frío en Palau.

 ?? LV ?? El funcional despacho que utiliza el vicepresid­ent cuando acude a Palau
LV El funcional despacho que utiliza el vicepresid­ent cuando acude a Palau
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain