La pandemia, a favor del Delta
El plan estatal para combatir la crisis climática en el Ebro incluirá varios de los proyectos en los fondos de la UE para afrontar la crisis de la Covid-19
La desgracia del Gloria, con los daños en la franja costera del delta del Ebro en enero, sirvió para impulsar al fin una actuación pública, urgente y global para salvar el humedal de la crisis climática. Irrumpió poco después la pandemia, un obstáculo para aprobar y concretar de una vez en un calendario las intervenciones y su presupuesto. Pero la crisis sanitaria podría reforzar económicamente e incluso ampliar el esperado plan del Gobierno español para proteger el Delta.
El Ministerio para la Transición Ecológica, que tiene casi acabado el estudio de la denominada Estrategia
de Protección del Frente Litoral del Delta, piensa incluir varios de los proyectos para combatir la crisis climática en los fondos impulsados por la UE para la recuperación de los países más afectados por la pandemia, como es el caso de España. No es una cuestión menor, ya que si se concreta con éxito supondría una inyección económica sin precedentes en proyectos de restauración ambiental en el Delta.
Los fondos del rescate post-covid-19 prevén del 2021 al 2023 transferencias y préstamos a España desde Bruselas por valor de 72.000 millones, hasta llegar a los 140.000 millones en los próximos seis años. Un enorme río en el que pescar donde el Delta podría salir agraciado, ya que el 12% de estos fondos europeos se deberán invertir en las denominadas Infraestructuras y ecosistemas resilientes. Encajan perfectamente algunos de los proyectos de la estrategia de adaptación del Delta al cambio climático y ya se piensa en ampliar las intervenciones.
Hay dos líneas concretas promovidas desde Bruselas que se adaptan a la realidad de la costa ebrense: Conservación de biodiversidad y Protección del litoral. “Encajamos perfectamente, ¡es que somos el Delta!”, dice, esperanzado, Rafa Sánchez, el técnico de la Taula de Consens pel Delta, el ente que aglutina los siete ayuntamientos deltaicos (Amposta, Deltebre, Sant Carles de la Ràpita, L’aldea, Sant Jaume d’enveja, Camarles y l’ampolla) y las dos comunidades de regantes.
Tanto el Ministerio para la Transición Ecológica como la Taula de Consens pel Delta se reunieron la pasada semana en Madrid y evidenciaron el “buen feeling”. Ambos entienden que se está ahora “delante de una oportunidad que no se puede dejar escapar”. En el encuentro estuvieron el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán; el director general del Agua, Teodoro Estrela; la directora general de la Costa y del Mar, Ana María Osorio, y el director general de Biodiversidad, Bosques y Desertificación, Jorge Luis Marquínez.
Lo más urgente ahora es que Madrid acabe su hoja de ruta para el Delta. Si se cumple el compromiso, este diciembre, un año después de encargar la elaboración de la estrategia para mitigar los efectos de la crisis climática al organismo público Cedex, especializado en obra pública y medio ambiente.
El Gobierno prevé después compartir su estrategia, completa, con la Taula de Consens y la Generalitat. El Govern habría querido poder participar en la elaboración del plan y lo ha lamentado en público. Desde el territorio, la Taula de Consens se muestra satisfecha con la información que tienen hasta ahora porque destacan el ministerio ha recogido “buena parte de la esencia” del plan Delta, presentado por la Taula tras el Gloria. Hay actuaciones a corto, medio y largo plazo, a años vista. Abogan, no obstante, desde el Delta por la “prudencia” porque el ministerio no ha acabado aún su trabajo.
Bruselas aboga por la protección del litoral y la conservación de la biodiversidad como dos de las líneas estratégicas