Cómo prevenir los riesgos asociados al colesterol alto
LOS TRASTORNO QUE SE DERIVAN DE LA DISLIPEMIA PODRIAN EVITARSE ADQUIRIENDO HÁBITOS DIETÉTICOS SALUDABLES
Si nos hablan de "una alteración de las concentraciones plasmáticas de los lípidos", la mayoría seguro que reconocemos no saber de qué se trata. Pero si a esta definición añadimos que dicha alteración "tiene un impacto directo en el aumento del colesterol total, del colesterol LDL (malo) y de los triglicéridos, y en la disminución del colesterol HDL (bueno), el tema quizás ya nos vaya sonando más. En cualquier caso, nos referimos a la dislipemia, o dislipidemia, término asociado a trastornos que aumentan el riesgo de desarrollo de enfermedades cardiovasculares: hipercolesterolemia (colesterol alto), hipertrigliceridemia (triglicéridos altos) y disminución del colesterol HDL, que cursan con un aumento de las grasas que circulan por la sangre.
INDISPENSABLE PARA LA VIDA
Sabemos que el colesterol es una sustancia similar a la grasa e indispensable para la vida que se encuentra en las membranas celulares de nuestro organismo, desde el sistema nervioso al hígado y al corazón: el cuerpo necesita colesterol para fabricar hormonas, ácidos biliares, vitamina D y otras sustancias. Sin embargo, cuando se produce una concentración anormal de la grasa y de las proteínas (lípidos y lipoproteínas) encargadas de transportar la sangre por el cuerpo se genera la dislipemia, que da como resultado el aumento del colesterol en la sangre y su depósito en las arterias, pudiendo derivar en arteriosclerosis. "Cuando se aúnan tres alteraciones lipídicas (aumento de triglicéridos, descenso de HDL y presencia de partículas de LDL) nos encontramos ante una dislipemia aterogénica, patología asintomática y, por tanto, con dificultades para su diagnóstico, tratamiento y seguimiento", se apunta desde la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA).
NUEVOS HÁBITOS DIETÉTICOS
Cuando hablamos de dislipemia y, dentro de ella, de hipercolesterolemia, es fundamental establecer un diagnóstico precoz de estas alteraciones para implantar un tratamiento rápido y eficaz para prevenir cualquier evento cardiovascular futuro. Y es que los niveles elevados de colesterol LDL en sangre pueden contribuir hasta en el 60% de los infartos o anginas de pecho y en el 40% de los ictus. En España, 1 de cada 4 pacientes que acuden a las consultas médicas tienen riesgo de dislipemia. Se trata, pues, de un problema de salud muy serio que, aunque en ciertos casos está asociado a factores hereditarios, a alteraciones genéticas y al uso de algunos fármacos, lo más común es que intervengan otros factores de riesgo, como hábitos de vida no saludables –esto es, escasa o nula actividad física–, mala alimentación y tabaquismo. La buena noticia es que la dislipemia puede prevenirse modificando nuestro estilo de vida, en especial nuestros hábitos dietéticos: • Disminuir el consumo de carnes rojas, huevos (dos o tres por semana), leche entera y derivados (mantequilla, yogures enteros, quesos grasos...). • Consumir preferentemente aceite de oliva y evite los aceites de coco y palma, presentes frecuentemente en productos de bollería y fritos.
• Comer pescados blancos y, sobre todo, azules (sardina, trucha, atún, caballa, salmón...).
• Tomar al menos cinco piezas de fruta/vegetales al día y consumir tres o cuatro raciones de legumbres a la semana.
• Evitar el consumo de alcohol.