Un honor restituido
La sentencia de la Audiencia Nacional que absuelve al mayor Josep Lluís Trapero, a la intendente Teresa Laplana y a la cúpula de Interior es sobre todo un triunfo y un reconocimiento para la labor de los 18.000 agentes de los Mossos d’esquadra. A falta de conocer el contenido del fallo, que se notificará hoy a las partes, los Mossos ponen punto y final a una larga campaña de desprestigio que han sufrido por el papel que tuvieron el 1 de octubre del 2017 durante el referéndum organizado por los independentistas catalanes. Trapero ha sido el que ha padecido, sin duda, los ataques más virulentos por su supuesta connivencia con los organizadores de la consulta soberanista.
Pero detrás de su imagen, el cuerpo policial catalán ha sido sometido a toda clase de improperios y críticas durante estos tres años por no haber tenido una actuación más contundente aquella jornada como sí hicieron agentes de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía. Justamente lo que nunca debió de ocurrir fueron aquellas cargas de los agentes de estos dos últimos cuerpos, cargas que, por cierto, todavía no tienen padre ni madre, porque nadie se hizo responsable. Aquellos incidentes generaron un sentimiento de repulsa en buena parte de la población catalana y alimentaron el sentimiento secesionista que acabó en la famosa e inútil declaración de independencia del Parlament.
Como dijo Trapero en el juicio, “los Mossos hicieron lo que buenamente pudieron” y recordó que el mando del operativo estaba en manos del Ministerio del Interior. Su testimonio fue muy claro de defensa del ordenamiento jurídico y constitucional, llegando a reconocer que había diseñado un dispositivo para detener a Carles Puigdemont y al resto de los miembros del Govern si recibía la orden para hacerlo.
A pesar de lo mucho que se llegó a publicar, de las acusaciones que vertieron contra él y del interrogatorio de 11 horas al que le sometió la Fiscalía, Trapero dejó claro en el juicio que había actuado como policía y sin ningún otro afán político.
La Audiencia Nacional así lo reconoce. Han sido tres años muy duros pero con final feliz para el mayor.