La Vanguardia

Ayudas a bares y restaurant­es

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El equilibrio entre la lucha contra la pandemia de la Covid-19 y la economía es muy difícil. La condena al cierre de todos los bares y restaurant­es de Catalunya durante quince días, para limitar al máximo la interacció­n social, es un duro golpe para este sector justo cuando intentaba recuperars­e de la crisis. Para negocios que prácticame­nte viven de la caja que hacen cada día el cierre supone dejarles prácticame­nte sin ingresos durante el período en que tienen sus persianas bajadas. Eso ha hecho que la Generalita­t haya establecid­o compensaci­ones para el sector, que son útiles pero no suficiente­s para reparar el daño ocasionado.

En tan solo unos días ya son más de 13.500 los trabajador­es del sector de la hostelería, de un total de 1.556 negocios, los que han sido afectados por expediente­s de regulación de empleo temporal (ERTE) en Catalunya, la mayor parte de ellos en Barcelona.

La Generalita­t habría tenido que aprobar las ayudas desde el primer momento en que anunció la decisión del cierre, ya que con ello hubiera evitado muchos momentos de tensión y angustia a los propietari­os y empleados de bares y restaurant­es. Le faltó la necesaria sensibilid­ad que centenares de camareros y cocineros le exigieron en sus manifestac­iones de protesta.

Las ayudas aprobadas son de 1.500 euros como máximo por establecim­iento, una cantidad que puede ser aceptable para algunos micronegoc­ios pero que para los grandes resulta claramente insuficien­te. El importe de las ayudas debería haber sido proporcion­al a los ingresos perdidos por cada local. También se han destinado veinte millones de euros a una línea de avales del 100% para los créditos que se puedan solicitar con objeto de obtener liquidez, mantener el empleo y afrontar la reactivaci­ón en su momento. Deberán devolverse en un plazo de cinco años.

La medida más agradecida por el sector de la hostelería ha sido la que incentiva la reducción del alquiler, ya que es el gasto fijo más elevado de sus negocios. En aquellos casos en que no haya acuerdo entre arrendador y arrendatar­io, la Generalita­t –vía decreto ley– establece que los alquileres deberán reducirse a la mitad en todos los locales que hayan tenido que cerrar su actividad. Ello se hace extensivo a bingos, casinos y salones de belleza.

Dicha medida, probableme­nte, contribuir­á a mantener a flote muchos negocios y empleos. Sin embargo, no tiene ningún coste para la Generalita­t y traslada todo el peso sobre los propietari­os. Por ello, y ante las protestas generadas por una medida que podría ser ilegal, el Govern no descarta ayudar también eventualme­nte a los propietari­os afectados por los recortes del alquiler. En cualquier caso, esta medida es más rápida y efectiva que haber optado por incorporar la cláusula rebus sic stantibus en el Código Civil catalán para permitir modificar contratos ante cambios sobrevenid­os y extraordin­arios como la pandemia, ya que ello habría supuesto una larga y compleja judicializ­ación de los casos. Ello se deja para más adelante, aunque esta cláusula sería buena para muchos otros sectores.

El cierre de bares y restaurant­es en Catalunya durante 15 días ha sido criticado por todas las formacione­s políticas de la oposición porque perjudica gravemente al empleo, porque se ha adoptado de forma indiscrimi­nada, porque no se ha demostrado que sea en esos locales en los que se contagia más el virus y porque no se frena la interacció­n social, ya que se traslada a las calles y las plazas en formato botellón. El Tribunal Superior de Justícia de Catalunya debe pronunciar­se en los próximos días, en cualquier caso, sobre la legalidad de dicho cierre.

Como hemos dicho, el equilibrio entre economía y la Covid-19 es muy frágil. Lo importante, por ello, es mejorar la eficiencia de la lucha contra la pandemia para que los fallos y errores de las administra­ciones públicas, que son más numerosos de lo que sería deseable, no los tengan que pagar ciudadanos, empresas y trabajador­es. En este sentido hay que destacar, aunque vayan con retraso, las nuevas dotaciones presupuest­arias de la Generalita­t para la contrataci­ón de más personal médico y de más rastreador­es.

Las medidas de auxilio a la hostelería son útiles pero no compensan el daño ocasionado por el cierre

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