La Vanguardia

¡Ver series es de casados!

- Joaquín Luna

Las series son la apoteosis de la vida conyugal, que sale muy reforzada con el virus

Cantar trompa el himno del Real Madrid, ir al mercado con carro, mancharse la camisa y ver series son cosas que hacen casado, pero solo una de ellas inflige a la humanidad en su conjunto un castigo extra.

El aficionado a las series actúa como el casado de toda la vida. Aseguraba un dicho que el “casado casa quiere”, forma popular de marcar distancias con la bien llamada “familia política” (y eso que ni Franco se metía en política). ¡Lo que quieren los casados es que todos se casen!

Los aficionado­s a las series son calcados. No les basta con imponerse la penitencia de ver a altas horas de la madrugada el vigésimo capítulo de No desearás a la mujer del quinto porque es fea, muy fea, sino que un impulso irrefrenab­le les obliga a recomendar por tierra, mar y aire No desearás a la mujer del quinto porque es fea, muy fea.

Las series son la apoteosis de la vida conyugal. El arma secreta de una institució­n que lo aguanta todo y sale muy reforzada con la pandemia: adiós a la vida nocturna y hasta la vista el aquí te pillo, aquí te mato, dicho sin ánimo de transgredi­r las orientacio­nes de género.

¿Que los domingos por la tarde en casa del casado tienen más peligro que un cinqueño? ¿Desgana de sexo bilateral? ¿Quiere usted ligar con la community manager o el personal training a los que lleva un cuarto de siglo y no sabe cómo empezar la ofensiva?

Me pillo una serie y le doy al play. –¿Has visto Antidistur­bios ? No te la pierdas. Es brutal.

Y tan brutal. Ya me imagino a los actores debatiéndo­se si sacar la cachiporra o no, con un pacifista calvo a dos palmos, brazos levantados y dando la tabarra, y de propina al cuñado que pregunta si te lo has montado con la porra puesta.

Todo el mundo dice que va fatal de tiempo y no llega a nada, pero todo el mundo recomienda series como si nos sobrase el tiempo.

A este ritmo, ver películas en vez de series será jugar al tenis y no al pádel o cenar en una cita a ciegas y avisar que aspiras a compartirl­o todo salvo el primer plato, el segundo o el postre: el último hurra de solteros sin porvenir y casados sin compromiso.

Yo ya sospecho que enfrentars­e a cuatro capítulos es más sostenible que tirarse los platos a la cabeza, pero menos proselitis­mo. ¿Acaso los solteros aconsejamo­s el sexo en grupo, la paella del divorciado los domingos o el teatro de Benavente?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain