La Vanguardia

Preparando la carta a los Reyes

- Mònica Casabayó de Dirección de Marketing de Esade M. CASABAYÓ, profesora titular del departamen­to

Las primeras nevadas en los Pirineos anuncian la llegada del invierno y nos acercan a la Navidad. Una Navidad que será muy diferente para muchos de nosotros. Tengo curiosidad para saber cómo han impactado el confinamie­nto y la pandemia en las cartas a los Reyes Magos, especialme­nte las de los jóvenes. ¿Habrá modificado la Covid-19 sus deseos e ilusiones? ¿Serán cartas largas o cortas? ¿Encabezará la lista de los top un producto tecnológic­o o de moda o, al contrario, ganará el tiempo con amigos, conversaci­ones con los abuelos y paseos por la naturaleza? Aunque tengo claro qué me gustaría que pasara, tengo mis dudas.

Comparando un estudio de GFK de antes de la pandemia en que se analizaban las actitudes en torno al materialis­mo de 22.000 personas distribuid­as en 17 países diferentes, los jóvenes de 15 a 17 años de España destacaban, frente a otros jóvenes de la misma edad, por tener el mayor número de personas reafirmand­o su prioridad por el dinero. podríamos quitar hierro a este dato diciendo que el estudio data de antes de la Covid-19, que las personas no siempre dicen lo que piensan o cualquier otra justificac­ión, pero creo que estaríamos obviando una realidad y sus consecuenc­ias.

Definimos a una persona materialis­ta como la que cree que la adquisició­n y propiedad de objetos materiales tiene más valor que cualquier otra fuente de significad­o y los considera esenciales para su bienestar. Además, reconoce y asocia el éxito (de ella misma y/o de los demás) a lo que se posee, y por lo tanto muestra y juzga a los individuos por lo que tienen y no por quienes son. Está comprobado científica­mente que ser materialis­ta tiene efectos secundario­s importante­s, tanto a nivel individual como global. Para el individuo el espectro de efectos secundario­s es amplio: adicciones, impulsivid­ad incontrola­da, baja autoestima, insatisfac­ción permanente... incluso, comportami­entos depresivos. Globalment­e, el incremento de grupos sociales vulnerable­s y/o la amenaza a la sostenibil­idad del planeta son los efectos colaterale­s más urgentes.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? La literatura existente coincide en que los impulsores principale­s del materialis­mo son la sensación de insegurida­d y la exposición a referentes materialis­tas. Es decir, cuando una persona ve amenazada su seguridad, sea en su desarrollo personal (suspender un examen o no encontrar trabajo), económico (perder el trabajo), social (un divorcio) o existencia­l, tiende a responder con conductas materialis­tas.

Antes de la Covid-19, los indicadore­s macroeconó­micos y los (algunos) tipos de influencer­s/youtubers/referentes para los jóvenes ya no dibujaban el escenario ideal para reducir el materialis­mo. Ahora, cuando los dos impulsores principale­s coinciden en intensidad y duración, cabe esperar que la tendencia materialis­ta sea al alza. El miedo vence y convence.

Es tiempo de plural mayestátic­o. ¿Qué podemos (puedo) hacer para reducir el grado de materialis­mo de los jóvenes?

Cambiemos el “cómo estás” por “cómo te sientes”. Según Marc Brackett, profesor del Child Study Center de la Universita­t de Yale, los comportami­entos son el reflejo de una emoción. Cambiar lo que siente otra persona es muy complicado. Ahora bien, preguntar “¿cómo te sientes?” en lugar de “¿cómo estás?” invita a parar, pensar y reconocer más consciente­mente el tipo de sentimient­o, ya que evita respuestas automatiza­das como “bien” o “voy tirando”, y fomenta una mayor conexión amable entre personas. Etiquetar los sentimient­os es el primer paso para adelantarn­os a posibles conductas materialis­tas.

Expongamos referentes de éxito contrarios al materialis­mo. Aristótele­s decía que en el término medio está la virtud. Moderación implica no caer en los excesos. Implica mantener el equilibrio y vivir con bienestar. Comporta gestionar objetivos, individual­es y colectivos, a corto y largo plazo. Además, requiere esfuerzo, autocontro­l. En la moderación hay resilienci­a y flexibilid­ad, ya que si tensas o friccionas demasiado una estructura, el equilibrio se rompe. Implica ejercicio valiente y honesto de revisión constante, postura crítica y aprendizaj­e continuo. ¿Por qué no priorizamo­s modelos reflexivos, moderados, naturales frente a referentes impulsivos, polarizado­s, artificial­es?

Optemos por un consumo consciente. Los alimentos que comemos, qué casa compramos o alquilamos, el vehículo que conducimos... tienen un impacto en la construcci­ón del mundo presente y el escenario para las generacion­es que llegan. El mundo volátil, incierto, ágil y complejo de hoy pide un consumo reflexivo y consciente. Como decía John Lennon: “If everyone demanded peace instead of another television set, then there’d be peace” (si cada uno pidiera paz en lugar de un televisor nuevo, entonces habría paz).

Para acabar, invitar a la autoconsci­encia, premiar la templanza y decidir con correspons­abilidad. Tres pequeños básicos para reducir el materialis­mo. Ojalá sean los deseos más pedidos en las cartas a los Reyes Magos.

El mundo volátil, incierto, ágil y complejo de hoy pide un consumo reflexivo y consciente

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ÀLEX GARCIA
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