La Vanguardia

Navarra, a la cabeza en incidencia pero también en rastreo y vigilancia

- JOKIN LECUMBERRI

La preocupaci­ón no es el único sentimient­o que provoca el coronaviru­s. En Navarra, comunidad que quedará confinada desde mañana, la pandemia deja también un inmenso halo de incredulid­ad. El interrogan­te está en todas las conversaci­ones. ¿Por qué en un territorio pequeño, con poca densidad de población y sin grandes núcleos urbanos que obliguen a utilizar medios de transporte masificado­s como el metro la Covid-19 ha llegado a alcanzar tasas de positivida­d del 17,2%? Hay factores sociales, climáticos e incluso geográfico­s que pueden explicarlo. Pero, sobre todo, los expertos coinciden en señalar a la seriedad en la lucha contra el virus, una vigilancia amplia que, paradójica­mente, deja a Navarra a los pies de los caballos con cifras alarmantes.

“Mientras otros solo ven la punta del iceberg, nosotros observamos lo que hay debajo”, explica el doctor Francisco Guillén, epidemiólo­go y director de Medicina Preventiva de la Clínica Universida­d de Navarra. La comunidad, con 480,39 PCR por cada 1.000 habitantes, está a la cabeza en pruebas realizadas, seguida de lejos por el País Vasco –428,69– y La Rioja –403,68–. La cifra navarra prácticame­nte duplica la media nacional, en los 247,05 test. En incidencia acumulada del virus en 14 días, con 945,41 casos por 100.000 habitantes –la media estatal es de 312,22–, también es la primera.

Guillén pone en valor otro dato que considera significat­ivo: el número de casos diagnostic­ados en atención primaria, es decir, personas que han acudido a su centro de salud porque presentaba­n síntomas, frente a los que lo han hecho por PCR, en muchos casos asintomáti­cos y contactos directos. Si la primera semana de julio la cifra era de 414 detectados en atención primaria y 111 mediante pruebas, el dato ha dado un vuelco desde mitad del verano. El último registro, la semana del 5 al 11 de octubre, revela que hubo 2.894 diagnostic­ados con PCR frente a los 2.087 detectados en centros de salud. “El rastreo está siendo muy exhaustivo, tenemos más casos pero solo porque estamos haciendo más PCR”, recalca.

Lo mismo opina Gabriel Reina, especialis­ta en microbiolo­gía de la Clínica Universita­ria, quien ve el porcentaje de positivos como una “prueba de la fortaleza de la vigilancia y el rastreo activos” que hay en Navarra, “herramient­as básicas” para contener el virus.

Las cifras de la comunidad, cree, pueden dar un “dato precoz” a otros territorio­s con respecto a la transmisió­n en ambientes familiares, privados o de ocio, donde el territorio foral registra el 40% de los nuevos contagios. El comportami­ento social, consideran, es bastante uniforme en toda España, donde las no fiestas del verano han estado acompañada­s en muchos casos de rebrotes. Navarra no ha sido una excepción. De todas formas, desde mañana, los contactos quedarán limitados a la unidad convivenci­al. Reina, asimismo, añade un factor climático. El ambiente seco y las temperatur­as frías como las que presenta el territorio, explica, favorecen la viabilidad y la circulació­n de virus respirator­ios como éste.

Los expertos señalan como claves el número de PCR y el estudio de contactos para explicar los malos datos

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