La ‘Covidfiesta’ de València supondrá 40 multas de entre 600 y 30.000 euros
Una de las imágenes icónicas del incivismo que enturbia la lucha contra la emergencia sanitaria de la Covid-19 ya tiene propuesta de castigo. La fiesta ilegal en la azotea del colegio mayor Galileo Galilei de València, que originó al menos 168 casos de coronavirus, fue una “grave violación” de la normas sanitarias de seguridad contra la transmisión del virus.
Los responsables, directivos y trabajadores de la residencia, los convocantes y alumnos participantes ya identificados afrontan sanciones que pueden ir de los 601 a los 30.000 euros.
Así lo anunció ayer en rueda de prensa la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, quien ha detallado las conclusiones de la investigación policial llevada a cabo y ha recalcado que este tipo de sanción puede acarrear el cierre temporal del centro, aunque será el expediente sancionador el que determine las cuantías y las diferentes responsabilidades.
El director y el coordinador del colegio tienen responsabilidad “por el total descontrol”, “inacción” y “falta de medidas” según fuentes policiales, posteriormente ratificadas por la propia Generalitat valenciana. Gabriela Bravo afirma que, según el informe elaborado por la unidad de la Policía Nacional adscrita a la Generalitat, el director y el coordinador del Galileo Galilei tienen responsabilidad “por el total descontrol”, “inacción” y “falta de medidas”, así como la propia residencia como empresa.
Los encargados de la investigación también apuntan a la responsabilidad de los miembros del consejo colegial, convocantes de la fiesta, así como a los participantes en el acto, lo que suma, de momento, un total de cuarenta alumnos identificados, entre los que estuvieron en la azotea y en sendas fiestas en dos habitaciones. Estos hechos tienen una especial relevancia porque las fiestas en las habitaciones se iniciaron cuando se disolvió la de la terraza, por lo que –si ya es difícil que los participantes de la terraza aleguen ignorancia– todavía más lo es en este segundo supuesto.
La consellera ha recordado que a raíz de este brote la Universitat Politècnica de València, en cuyo campus está el colegio, tuvo que suspender las clases presenciales y darlas virtualmente durante dos semanas, lo que afectó a 25.000 alumnos, y ha apelado a la “responsabilidad” para que no se repita un “comportamiento incívico” que puede poner en riesgo la salud de todos, y menos en plena segunda ola de la pandemia y cuando se han reforzado las llamadas al sentido común.