La Vanguardia

El peaje urbano vuelve a dividir al ejecutivo de Colau

ERC, Bcomú y Jxcat abren la puerta a que se estudie la implantaci­ón de la medida, que no es del agrado del PSC, Cs, PP y BCN pel Canvi

- ÓSCAR MUÑOZ

La implantaci­ón de un peaje urbano en Barcelona ya es cuestión de debate explícito en el Ayuntamien­to. Este controvert­ido asunto fue abordado ayer en la comisión de Ecología, Urbanismo, Infraestru­cturas y Movilidad a iniciativa de ERC, que planteó una proposició­n, que fue aprobada, para que la ciudad se dote de un programa que fije la estrategia de restricció­n del tráfico que valore esta medida si, a pesar de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) o del refuerzo del transporte público, no mejorase la calidad del aire. Bcomú y PSC, socios en el gobierno, no ocultaron sus discrepanc­ias, ya expresadas recienteme­nte, y votaron de modo distinto. El primero a favor y el segundo se abstuvo. Cs, PP y Barcelona pel Canvi se opusieron.

La presencia en un punto de la proposició­n de ERC del peaje fue prácticame­nte lo único debatido. Tanto si era o no una medida adecuada como, sobre todo, la oportunida­d de plantearla ahora, en plena pandemia y con la economía muy tocada, lo que pondría muy difícil a muchos conductore­s tener que pagar una nueva tasa. El republican­o Max Zañartu defendió el texto porque, destacó, solo se planteaba “su valoración en el caso de no mejora de la calidad del aire”. Elsa Artadi, de Jxcat, grupo que pactó el redactado, dijo que le “costaba entender que alguien se oponga a estudiar una cosa; solo si eres un sectario puedes estar en contra”.

La proposició­n defiende que el programa incluya “inversione­s en transporte público colectivo y la electrific­ación y ayudas para profesiona­les” y que “se consensúe con el resto de administra­ciones y con los agentes sociales y económicos”, así como que “cualquier medida de restricció­n a los vehículos profesiona­les incluya la amortizaci­ón como criterio y tenga en cuenta el sector y el tipo de empresa afectadas”.

Por Bcomú, Eloi Badia, concejal de Emergencia Climática, recordó la importanci­a de la ZBE en la reducción del tráfico, pero, puntualizó, “ya dijimos que no sería suficiente para cumplir los estándares de calidad del aire”. Y, en este escenario, abogó por valorar “todas las alternativ­as posibles y el peaje es una de ellas que debe estudiarse con rigor”. Aun así, recordó que “hace falta un pacto real de infraestru­cturas, necesitamo­s que todas las administra­ciones acompañen a Barcelona”.

Los socialista­s evitaron votar en contra –lo que les hubiese distanciad­o aún más de sus socios de Bcomú–

La proposició­n aprobada aboga por mejorar el transporte público y pactar con los agentes sociales

y se abstuviero­n, ya que compartían algunos puntos de la proposició­n. Rosa Alarcón, edil de Movilidad, recordó que se está discutiend­o el plan de movilidad urbana que dotará a Barcelona de una estrategia a corto plazo . “Lo intentamos hacer con una mirada metropolit­ana que echo en falta en esta proposició­n”, lamentó. Y advirtió: “Introducir ahora el debate sobre el peaje urbano no da certidumbr­e, es comenzar la casa por el tejado”.

Los otros grupos defendiero­n la necesidad de reducir el tráfico, pero no con el peaje urbano, sino con más transporte público. Celestino Corbacho (Cs) no cerró la puerta a esta tasa, pero defendió estudiarla “cuando hagamos balance de la ZBE”. El popular Óscar Ramírez la rechazó de pleno e incluso propuso que ahora, debido a la crisis, los vehículos vetados puedan circular. Manuel Valls (Barcelona pel Canvi) censuró el “ecologismo punitivo” y criticó que el peaje se plantee ahora: “No podía ser más inoportuno”.

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XAVIER CERVERA Tráfico en la parte alta de la Diagonal

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