Miradas a pie de calle
La fotografía urbana de Manolo Laguillo y los retratos de adolescentes de Tanit Plana toman La Virreina
De Manolo Laguillo (Madrid, 1953) se ha dicho que es una suerte de Eugène Atget contemporáneo, cuyo escenario ya no es el París de finales del XIX, sino una Barcelona cuyas transformaciones ha venido documentando desde los años setenta hasta hoy mismo. Pero aunque este es su trabajo más conocido, también ha paseado su mirada aguda y melancólica de flâneur por Beirut, Nueva York, Oporto, Madrid o Gibraltar, ciudades donde apenas vemos presencia humana porque lo que le interesa de ellas, dice, “no es la gente que la habita sino cómo los espacios condicionan sus vidas”. Todo lo contrario, aparentemente, a Tanit Plana (Barcelona, 1975), que busca el cara a cara con las personas que la rodean, ese intangible que va más allá del mero retrato, ya se trate de Yayos, los protagonistas de una de sus primeras series, de novias o estos púberes que ahora se asoman a la Rambla desde las nuevas salas de La Virreina.
Laguillo con sus Projectos (19832020) y Plana con PUBER son los protagonistas de la nueva propuesta expositiva del Centre de la Imatge, cuyo director, Valentín Roma, ha convertido en sólo cuatro años en un espacio de referencia para la fotografía barcelonesa/catalana, con catorce proyectos, muchos de los cuales han sido exportados a otros centros. “Laguillo y Plana pertenecen a dos generaciones diferentes y sus formas de trabajo son aparentemente opuestas: el documento urbano y el retrato. Sin embargo, tengo la impresión de que entre ellos no hay tanta diferencia. Hay mucha sensualidad en la fotografía urbana de Laguillo y mucho distanciamiento, mucha perplejidad, en los retratos de Plana”.
PUBER ha sido concebida espela cíficamente para las nuevas salas de la planta baja, que conectan directamente a la calle. Plana ha forrado de arriba abajo las paredes con 74 retratos de cuerpo entero de adolescentes que conoció a través de un casting por Instagram. Cuando empezaron a llegar las respuestas se dio cuenta de que no podía elegir y que, si quería acercarse de verdad a adolescencia, debía aceptarlos a todos. Les puso dos condiciones. Debían ser ellos quienes asumieran la responsabilidad de escoger cómo querían ser representados (ropa, maquillaje, objetos...) y tendrían que mirar a la cámara, serios. Ella elegiría el lugar: “zonas limítrofes del extrarradio de Barcelona, ámbitos urbanos casi espectrales, para explicar la mierda de Planeta que les estamos dejando”. Pero antes de disparar la cámara quiso conocerlos, saber a quien tenía delante. Les preguntó por las canciones que estaban escuchando, con las que el experto en subculturas juveniles Oriol
Rosell propone tres podcast basados en una lista de reproducción disponible en el Spotify de La Virreina. Elena Ortiz muestra una selección de 200 vídeos de Tiktok y en las paredes, una pintada entre conmovedora e inquietante: Massa tard mare. La encontró en una pared de Poble Sec, localizó a su autora y ella misma se ha encargado de trasladarla a la sala.
Son miradas a pie de calle, como las fotografías urbanas de Laguillo, de quien se muestran 205 imágenes ordenadas en 27 series, siete de ellas inéditas. Japón, donde se interesa por el contraste entre las pequeñas y grandes ciudades; su trabajo sobre las provincias españolas que quedan fuera del centro pero que tampoco son periferia “y la vida discurre de otra manera”; la inmensidad casi inabarcable de las centrales nucleares; su recorrido al azar por las calles de Beirut; sus arquitecturas con nombre y apellidos; las afueras de Madrid vistas desde dentro; la condición mestiza y fronteriza de Trieste o una Barcelona inédita, retratada durante el confinamiento y apenas reconocible, en la que descubrimos aquello que está por encima de nuestros ojos y no miramos, “pero que nos influye de una forma muy clara en nuestra biografía”, observa Laguillo.
Tanit Plana puso como condición a los adolescentes que ellos eligieran cómo querían ser retratados