La Vanguardia

Sánchez aprovecha la moción de censura de Vox para presionar a Casado

Abascal califica al Gobierno de ilegítimo y “criminal” en una intervenci­ón trumpista El discurso extremista de la ultraderec­ha sitúa al líder del PP más cerca del no ERC critica más la moción y Jxcat, al Gobierno

- Enric Juliana

Abascal sale en tromba con un discurso trumpista que deja en mantillas a Salvini y Le Pen

El líder de Vox arremete contra la Unión Europea y proponer ilegalizar partidos

El discurso antieurope­ísta del líder de la extrema derecha puede facilitar el no de Casado

En el Congreso de los Diputados tuvo lugar ayer un acto político de nuevo tipo: la presentaci­ón de una moción de censura contra la la República Popular China, segunda potencia económica del mundo.

Lejos de poner en jaque al Gobierno de España, sumido en un momento de grave dificultad a consecuenc­ia de la epidemia –el número de contagiado­s ya alcanza el millón–, el partido Vox se erigió ayer en el ariete español del nuevo credo estratégic­o norteameri­cano: el enfrentami­ento total con China por el liderazgo del mundo en la era de la inteligenc­ia artificial. No es un asunto menor. Ese enfoque geopolític­o sobrevivir­á a Donald Trump en caso que el actual presidente de los Estados Unidos no consiga la reelección dentro de quince días. Una guerra fría Estados Unidoschin­a, que podría llegar a tener consecuenc­ias de orden militar, determinar­á la década que viene , aunque las elecciones las gane Joe Biden y se modere el lenguaje de la Casa Blanca.

Siguiendo la consigna lanzada por Trump, Abascal culpó a China de la propagació­n mundial de la epidemia. Arremetió contra la Unión Europea. Defiendió una suerte de autarquía nacional-atlántica, en la que España se convertirí­a en cabeza de un nuevo espacio geopolític­o –se supone que protegido por los Estados Unidos–, que adoptaría el nombre de Iberoesfer­a. Señaló al financiero húngaro de origen judío George Soros como el Gran Titiritero que conspira contra las naciones soberanas (regresa el mito franquista de la conspiraci­ón “judeomasón­ica”). Pidió la ilegalizac­ión de todos los partidos independen­tistas, sugiriendo posteriore­s acciones contra otras formacione­s políticas. Le dijo de todo al Gobierno, llamó “criminales” a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, acusó a José Luis Rodríguez Zapatero de ser el gran valedor de Venezuela en Latinoamér­ica y remató la faena señalando a la banquera Ana Patricia Botín, presidenta del Banco de Santander, como “cómplice” de Podemos. Contra China, contra la izquierda, contra los nacionalis­tas vascos y catalanes, contra los financiero­s. Todo ello adornado con un “¡Viva el Rey!

El líder de Vox propone un programa que supondría la salida de España de la zona euro y una más que posible ruptura de la unidad territoria­l del país, y lo timbra con la corona. La jefatura del Estado no puede polemizar con los partidos, pero cada vez se hace más evidente que la extrema derecha le está tendiendo una peligrosa trampa a Felipe VI.

“El virus chino” fue la portada de una moción de censura que no prosperará, pero que se convierte en una fenomenal plataforma propagandí­stica para Vox en un momento de bajón moral de la sociedad española. Y coloca al Partido Popular ante una difícil disyuntiva: votar en contra o abstenerse.

La brutal arremetida de Abascal contra la Unión Europea diríase que sirve en bandeja al Pablo Casado razones más que suficiente­s para votar no, toma posición aconsejada por José María Aznar para preservar la autonomía y la autoridad política del viejo Partido Alfa de la derecha española. Al PP no le conviene aparecer cerca de una formación agresivame­nte antieurope­a en un momento en el que está intentando movilizar fuerzas en Bruselas contra la estrategia de Sánchez para desbloquea­r el Consejo General del Poder Judicial, con una reforma del sistema de elección de este organismo

PROPUESTA GEOPOLÍTIC­A

Abascal propone la Iberoesfer­a, una escisión de España del espacio europeo

ENCUESTA

El 44% de los votantes del PP quisiera que Casado apoyase la moción de censura

DOCUMENTO

El PSOE y sus aliados piden que se sancione a los diputados de Vox que “falten al respeto”

rector del Poder Judicial, que no cae bien ni en la Comisión Europea, ni en el Consejo de Europa. El PP se juega crédito europeísta en la votación de hoy.

Casado mantenía anoche el hermetismo sobre el voto de los populares, reservándo­se para su intervenci­ón de hoy. Una cierta lógica política dice que el PP debería votar no, pero buena parte de la derecha sociológic­a española desea que el viejo Partido Alfa apoye la moción de censura. Un sondeo de Metroscopi­a conocido ayer señala que el 44% de los votantes de Partido Popular y el 33% de los electores de Ciudadanos están a favor de apoyar la moción de Abascal. Las bases están recalentad­as, en la medida que, desde marzo, la estrategia de Casado ha consistido en poner los radiadores a tope, dejando el termostato en manos del gobierno de la Comunidad de Madrid. Las bases de la derecha están recalentad­as y ahora no es fácil enfriarlas en sólo veinticuat­ro horas.

El presidente del Gobierno intervino ayer en el debate para dar una extensa replica a Abascal y emplazar al Partido Popular a mantenerse en el interior del “bloque reaccionar­io”, o distancias­e del más agresivo nacionalpo­pulismo. De nuevo, la foto de Colón. Inés Arrimadas dio otro paso al lado.

PSOE. Unidas Podemos, PNV, Bildu, Esquerra Republican­a, Junts per Catalunya, Bloque Nacionalis­ta Galego, Compromís y Más País firmaron ayer un documento de rechazo, en el que anuncian que pedirán a la presidenci­a del Congreso que sancione a los diputados de Vox cuando se traspasen “los límites de la responsabi­lidad y el respeto”. Ese documento pone en evidencia que la moción de censura cohesiona a la mayoría parlamenta­ria que votó la investidur­a de Sánchez y por consiguien­te podría afirmarse que contribuye a allanar el terreno para la aprobación de los presupuest­os generales del Estado del año 2021.

El programa expuesto ayer por Abascal es un alegato incendiari­o que deja en pañales a Matteo Salvini y Marine Le Pen. Recompacta a la izquierda y coloca al PP ante una difícil disyuntiva. Disparará alarmas en Bruselas, París y Berlín, no sólo por su tono, sino porque esboza una hipótesis de escisión de España del espacio europeo, en sintonía con Estados Unidos. La extrema derecha apuesta al 21 negro en España. Apuesta catástrofe.

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E. PARRA. POOL / EP Abascal se erigió en el ariete español del nuevo credo estratégic­o norteameri­cano
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