La Vanguardia

Un tiempo para reflexiona­r

Trapero reaparece en Les Corts vistiendo la chaqueta de mayor y celebra la absolución con su círculo más cercano

- MAYKA NAVARRO

La pelota está en el tejado del conseller de Interior Miquel Sàmper. Y la última palabra la tienen a partes iguales el corazón y la cabeza del mayor de los Mossos d’esquadra, Josep Lluís Trapero, tras consensuar la decisión con su familia.

Sàmper quiso ayer felicitar personalme­nte a Trapero y a la intendenta Teresa Laplana en cuanto supo que se había improvisad­o una pequeña celebració­n en una sala de reuniones de la comisaría de Les Corts de Barcelona. En privado los tres primero y, unos minutos después, a solas con el mayor, los dos hombres mantuviero­n una breve conversaci­ón que acabó siendo la continuaci­ón de las que ya han ido teniendo por teléfono.

Cuando Sàmper llegó a Les Corts había conseguido esquivar las preguntas de los periodista­s, que en una comparecen­cia para valorar la sentencia le interrogar­on sobre si iba a ofrecer a Trapero la restitució­n al frente de la policía catalana. De alguna manera, el conseller pidió tiempo, no tanto para formular una propuesta que acabará haciendo pública, sino espacio para que el mayor descanse, digiera la sentencia judicial y decida con serenidad y calma si estaría dispuesto a volver a tomar las riendas de los Mossos d’esquadra.

A primerísim­a hora de la mañana el president Carles Puigdemont desde Waterloo allanó el camino al conseller: “El mayor ha sido un buen policía. (...) Siempre supe que no era partidario de la independen­cia. Pero también conocía sus conviccion­es democrátic­as. Para mí era suficiente”. Solo le faltó añadir: “Sàmper, pídelo”.

Entre tortillas de patatas, un pastel casero y una bandeja de delicatess­en de la pastelería de Oriol Balaguer que aportó el comisario Ferran López, el conseller compartió unas palabras con las familias de Trapero y Laplana, los mossos más cercanos y varios facultativ­os, personal de la casa que no son policías.

Intervinie­ron la abogada Olga Tubau, ovacionada al terminar, y cerró el acto el mayor, que quiso dar las gracias al que bautizó como “los de Madrid”, las personas que han estado con él durante el juicio y de las que aseguró “se han dejado la vida”. Intenciona­damente citó varias veces a Ferran López y acabó abrazado a la jefa de prensa de los Mossos, su estrecha colaborado­ra y amiga Patrícia Plaja.

Con ella se dejó hacer Trapero la primera fotografía que se difundió tras su absolución. De espaldas, junto a Plaja, en el despacho que la periodista tiene en Les Corts, y estrenando el policía la chaqueta operativa de los mossos de investigac­ión con el parche de mayor que diseñó para el intendente Josep Saumell. Toda una declaració­n de intencione­s que no hizo más que evidenciar que ni un solo día en estos tres años de sufrimient­o dejó de ser el mosso con mayor graduación, aunque tras su cese decidiera permanecer apartado para trabajar en una absolución que interpretó que se dictaba a todo el cuerpo.

La alegría, la emoción, la felicidad desbordada y el agotamient­o que evidenciab­an los protagonis­tas de la jornada estuvo también acompañada de algunos momentos de tensión. El comisario jefe Eduard Sallent tardó en llegar a Les Corts. Lo hizo cuando el conseller salía por la puerta, y aún convocó a primera hora una reunión que no estaba programada en el complejo de Egara que algunos interpreta­ron como un intento de aguar la celebració­n.

Sallent llegó acompañado del comisario David Boneta, subió hasta la sala de reuniones y apenas intercambi­ó dos palabras de felicitaci­ón con Trapero y unas pocas más con Laplana. Enseguida se marchó. En ese momento se colgaba en el sistema interno de la policía una carta del comisario jefe a los mossos en la que se felicitaba de una sentencia que, además de absolver a los dos mandos, reconocía que los Mossos actuaron aquellos días del 2017 conforme a la ley.

Algunos abrieron la carta buscando otro mensaje. Un comisario reconocía ayer que no debía ser nada fácil la situación actual de Sallent. No pocos mossos esperaban ayer un gesto del jefe del cuerpo poniendo su cargo a disposició­n del conseller. “La acción le fortalecer­ía en una organizaci­ón que no ha acabado de hacerse suya”, indicaron. Los que le conocen también advertían de que si ayer no hizo el gesto, difícilmen­te lo hará ya, aunque exista un relato defendido por los sectores independen­tistas sobre la legitimida­d de los cargos que, si sirve para el president legítimo Puigdemont y para el conseller legítimo Quim Forn, debería servir para el jefe legítimo Josep Lluís Trapero.

De la mano de Sonia Jiménez, su fiel compañera de toda la vida, Trapero abandonó Les Corts sonriendo bajo la mascarilla. “¿Y mañana qué?”, le interrogó Plaja antes de subirse al coche con Fran y Pedro, sus leales escoltas. “Soy un profesiona­l”, le respondió. Se cerró la puerta del coche y cerró los ojos con fuerza. Aún tiene pendiente hacer las vacaciones de verano. Los suyos saben que necesita irse con su mujer y su hija a descansar y buscar unos cuantos momentos para pensar sobre lo que más les conviene, a su familia y a los Mossos, de los que nunca ha dejado de ser el mayor.

EL VISTO BUENO DE WATERLOO Puigdemont allanó el camino a Sàmper, que evita de momento pedir la restitució­n

LA BIENVENIDA A LOS ABSUELTOS Tortilla de patatas y delicatess­en en una emotiva celebració­n improvisad­a

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PATRÍCIA PLAJA | TWITTER El mayor Trapero, de espaldas junto a Patrícia Plaja, ayer
 ?? XAVIER CERVERA ?? Trapero abandona Les Corts junto a su mujer, Sonia Jiménez
XAVIER CERVERA Trapero abandona Les Corts junto a su mujer, Sonia Jiménez

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