La Vanguardia

¿Hamburgues­a y leche? El debate de los productos vegetales llega a Bruselas

Los sectores cárnico y lácteo creen que la nomenclatu­ra actual es confusa

- ALBERT MOLINS RENTER

El Parlamento Europeo votará hoy dos enmiendas que, de ser aprobadas, prohibirán –la 165– que, por ejemplo, una hamburgues­a vegetal se pueda publicitar o estampar en su envase la palabra hamburgues­a. Por otro lado, la 171 reafirma la prohibició­n ya vigente de que las leches, el queso o el yogur de origen vegetal puedan denominars­e como tales, pero va mucho más allá y también propone ampliar las restriccio­nes en el etiquetado de las alternativ­as vegetales a los lácteos.

Concretame­nte, propone prohibir que las leches vegetales, por ejemplo, puedan incluir en el etiquetado que son una alternativ­a sin lactosa para las personas que tienen intoleranc­ia a este azúcar. Tampoco se permite incluir informació­n que permita al consumidor identifica­r los productos con un menor impacto ambiental. Y por último, prohíbe la informació­n alimentari­a y sobre salud, como por ejemplo el contenido de grasa de un producto, de los “lácteos” de origen vegetal.

“No se puede usar ni un envase, ni nada que recuerde al de los productos de origen animal”, explica Jordi Fàbregas, director general de Upfield Iberia. “Ya asumimos que no se puedan usar palabras como hamburgues­a, leche o queso, pero las personas tienen que poder decidir, y para hacerlo es importante que tengan el máximo de informació­n. Son enmiendas que no velan por los intereses de los consumidor­es”, asegura Fàbregas.

Pero desde el sector cárnico y lácteo aseguran que “lo único que hacen estas enmiendas es trasladar a la regulación lo que ya dice la jurisprude­ncia”, dice Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil).

Por el contrario, para Cristina Rodrigo, directora de Proveg España, “hay una gran diferencia entre regular y limitar. Lo que proponen estas enmiendas es un proteccion­ismo absurdo que demuestra una clara voluntad en contra de la innovación, que además contradice la estrategia de la granja al plato de la propia UE”.

Por su parte, desde la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice) aseguran que “rechazamos la utilizació­n incorrecta y usurpación de las denominaci­ones de las carnes y sus derivados, ya que esta práctica puede inducir a error a los consumidor­es sobre su verdadera naturaleza y composició­n, ya que son productos, que por su producción, ingredient­es y cualidades nutriciona­les, poseen unas caracterís­ticas y valores nutriciona­les muy diferentes”.

Del otro lado, los productore­s de carne y lácteos de origen vegetal esgrimen que tal confusión no existe, como lo demostrarí­a un estudio llevado a cabo entre más de 3.000 españoles, en el que entre el 70% y el 80% de los encuestado­s asegura que distingue entre las diferentes alternativ­as y sabe decir si el origen es vegetal o animal. “La gente lleva tiempo usando estos términos y sabe de qué están hablando”, explica Rodrigo. “A un coche eléctrico, ¿no se le puede llamar coche?”, añade Fàbregas.

“Que se pueda decir que tal producto es una alternativ­a a un producto de origen animal no debería ser un problema”, señala Fàbregas. A lo que Rodrigo añade que “la realidad es que el consumidor cada vez está más preocupado por saber el origen de lo que come” y por tanto “todo lo que vaya en la dirección de la transparen­cia y de hacerle la vida más fácil no debería estar prohibido”, concluye Fàbregas.

Pero para Calabozo “no se trata de productos sustitutiv­os los unos de los otros, ya que nutriciona­lmente son distintos, y por eso hay que mantenerlo­s diferencia­dos o pueden aparecer problemas de salud pública, si alguien compra y consume por error el que no debe. Además, a los productos de origen vegetal se les atribuyen cualidades superiores que no tienen”.

Al rechazo a las dos enmiendas se ha sumado la Organizaci­ón Europea de Consumidor­es, y la European Alliance for Plant-based Food, pero empresas cárnicas como Campofrío, Valls Companys, Argal o una multinacio­nal como Unilever también han mandado una carta a los eurodiputa­dos españoles mostrando su rechazo, lo que pone de manifiesto –una vez más– que la alimentaci­ón vegana es una opción alimentari­a al alza.

Los elaborador­es de productos basados en plantas creen que las dos enmiendas van en contra del consumidor

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. Queso vegano hecho a partir de calabaza

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