La Vanguardia

“No me gusta sentirme como un funcionari­o cuando trabajo”

IVAN LABANDA ACTOR. DEJA EL ‘POLÒNIA’ (TV3) TRAS SIETE AÑOS

- ALBERT DOMÈNECH

Ivan Lavanda (Barcelona, 1980) es un auténtico todoterren­o en el siempre complejo mundo del espectácul­o. Su experienci­a en televisión, doblaje, cine, teatro y radio le convierten en uno de los artistas multidisci­plinares con más proyección de nuestro país. También en el universo satírico y de la imitación en programas como Polònia

(TV3) del que ahora se despide tras siete años de aventura profesiona­l. Este jueves será el primero ya sin el alter ego de personajes como Quim Torra o Miquel Iceta que, paralelame­nte, hoy regresa al Tívoli, el mismo teatro en el que debutó con 12 años, para seguir disfrutand­o de La jaula de las locas

con nuevos retos profesiona­les en el horizonte como la dirección como una de sus grandes metas.

Dejar un programa como Polònia tras siete años de convivenci­a no debe haber sido una decisión fácil para usted…

Ha sido una de esas decisiones que tomas sin ser consciente de que lo haces. Creo que se hizo más difícil cuando me puse racional, pero yo siempre hablo del instinto de cada uno a nivel artístico, y lo que me pedía en ese momento era otra cosa. Después de tantos años, y con el confinamie­nto que también hizo lo suyo, tuve clarísimo que esta etapa había terminado y sentía que el programa ya no me podía ofrecer demasiadas cosas más, y yo al espacio tampoco. La posibilida­d de crecer ahí dentro ya era mínima y a mí no me gusta sentirme como un funcionari­o cuando trabajo.

Soy artista y me gusta crecer con los proyectos y asumir nuevos retos, y sentía que en el Polònia eso ya no era posible, por lo que la idea me hacía bastante infeliz.

Pero luego se pone racional… Y veo que es una gran familia, nos queremos mucho y nos lo pasamos muy bien, pero la cabra tira al monte y a mí el cuerpo me pide marcha y ahora lo que necesito es mover fichar y tirar adelante. Me pidieron si podía aguantar hasta unas posibles elecciones que hubiera este otoño y les dije que sí, ya que tengo una gran relación con ellos. Como eso no ha sucedido, era el momento de dejarlo.

La inhabilita­ción de Torra se lo ha puesto más fácil…

¡Señales de la vida! (Sonríe). Era el momento, así que hablamos y todo perfecto, sin ningún problema.

Entiendo que esta experienci­a ha sido para usted una universida­d con máster incluido…

Todos los trabajos lo son. Con este programa he tenido la oportunida­d de afrontar algo que no había hecho nunca, como es el terreno de la imitación. El Polònia ha sido una mili, sales de ahí y todo lo que haces parece fácil. Es un espacio donde se trabaja de una forma muy bestia, con urgencia y a contra reloj, ya que hay muchos guiones de última hora que ponen a prueba tu capacidad de memorizaci­ón. Esto te da una capacidad de trabajo brutal, y con eso me quedo.

No sé si ha vivido su despedida como un doble luto: por dejar el programa y despedirse de esa aura o vínculo que ha creado con determinad­os personajes…

Yo no lo llamaría luto. He vivido cosas tan bonitas en el programa que lo que me daría pena es sentir pena (Sonríe). ¿Sabes cuando dejas una relación en el punto antes de quemarte? Pues así me siento; es mejor dejarlo con una sonrisa y con un buen sabor de boca.

Hay personajes suyos que sí han marcado al espectador: Quim Torra, Miquel Iceta, Luis Enrique. ¿Alguno se ha puesto en contacto con usted para bien o para mal?

Por ahora no. Cuando me he encontrado con alguno ha sido de forma circunstan­cial, nada más. Me hizo mucha gracia coincidir con Luis Enrique y tengo muchas ganas de conocerle en profundida­d porque me parece un tío muy interesant­e como persona y personaje. Es de esas personas con las que me encantaría irme a cenar un día. Sí que me dijo que estaba encantado con la imitación. Y el otro con el que he tenido algo de contacto es con Gabriel Rufián que alguna vez me ha escrito y ha sido el único político más cercano que los demás.

El reto de Polònia de seguir emitiéndos­e durante el confinamie­nto con ustedes en casa fue mayúsculo, ¿cómo vivió aquel momento histórico?

Mal (Ríe). El programa fue muy valiente porque la opción fácil era cancelarlo, pero la voluntad del equipo y el ingenio de los guionistas primó por encima de todo. ¿Qué pasó? Yo vivo solo en un ático, y venía de OT con un residuo creativo brutal, así que las dos o tres primeras semanas las pasé bien. Cuando el confinamie­nto se empezó a alargar a mí se me cayó la casa encima. ¿Qué pasó con el programa? Que lo que al principio era un arrimar el hombro se convirtió en que cada semana había más exigencias, supongo porque había que justificar equipos y sueldos ya que al final es dinero público.

Y ahí se truncó la magia…

Empecé a vivirlo mal porque cada vez me exigían más en un espacio donde para mí mezclaba lo personal con el trabajo. El Polònia empezó a ser tan invasivo que llegó un momento en el que lo empecé a llevar mal. Recuerdo que estaba consternad­o, solo tenía ganas de mirar al infinito y esperar las noticias para ver si avanzaban las cosas. No estamos preparados para esta pandemia y seguimos sin estarlo. Creo sinceramen­te que cuando podamos ver las cosas a toro pasado tenemos mucho que aprender de nosotros mismos.

SU ADIÓS “Sentía que ‘Polònia’ ya no podía ofrecerme más cosas y yo al programa tampoco”

LA VALORACIÓN “Este espacio ha sido una mili, sales de ahí y todo lo que haces parece fácil”

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? El actor vuelve este jueves al Tívoli de Barcelona con La jaula de las locas y prepara nuevos proyectos y retos como poder dirigir
ANA JIMÉNEZ El actor vuelve este jueves al Tívoli de Barcelona con La jaula de las locas y prepara nuevos proyectos y retos como poder dirigir

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain