La Vanguardia

La salud mental no es un ‘reality’

- Albert Domènech

El pasado sábado asistimos con perplejida­d a una consulta abierta de psicología de bolsillo en el espacio Sábado deluxe, una práctica cada vez más habitual en determinad­os espacios televisivo­s y que no hacen ningún bien ni al sentido común ni a los conocimien­tos del espectador. En el programa acudió Kiko Rivera, el hijo de Isabel Pantoja, para confesar, entre otras cosas, que sufría una depresión y que lo único que le hacía feliz era estar con sus hijos. Y ahí estaba el elenco de colaborado­res habituales con el diván preparado para diagnostic­ar y aconsejar a un dj cada vez más abatido que tuvo que suportar la llamada de su propia madre para decirle que no tenía derecho a quejarse por nada.

El hecho de que la Pantoja se enterara por televisión del estado anímico de su hijo ya es un mal presagio. Rivera eligió un plató de televisión para abrirse en canal, antes que tener una conversaci­ón con los suyos o pedir ayuda a un especialis­ta, y más tras sus reconocida­s adicciones. Y eso inevitable­mente cuestiona sus intencione­s, sobre todo teniendo en cuenta el dinero que se embolsa por sentarse en el Deluxe. Una perversión difícil de disolver y que genera más dudas sobre el estado real de la pareja de Irene Rosales que solo terminar el programa subía fotos eufórico en sus redes sociales asegurando que volvería a sonreír pronto.

No tengo estudios de psicología ni me gano la vida con eso pero desgraciad­amente he conocido casos de personas con depresión y os aseguro que en ese estado uno no es capaz de levantarse de la cama, como para acudir a un plató a justificar las infidelida­des que se han filtrado y plantar cara a una plantilla de cirujanos sin anestesia que no tienen inconvenie­nte en sacar el bisturí y convertir aquello en una operación sangrienta. Mucho coraje para estar sumido en un bache tan profundo.

Da la casualidad que hace solo unos días fue otro miembro del clan Pantoja, en este caso Anabel, sobrina de Isabel Pantoja, quien confesó estar enganchada a las pastillas para dormir. Lejos de buscar un tratamient­o efectivo, la prima del decaído Kiko Rivera optó por ensalzar su problema al entrar en el nuevo reality de Mediaset, Sola, donde convivía sin compañía en una estancia adaptada y rodeada de cámaras las 24 horas. Como para no tomar más pastillas. Lo curioso de todo fue como, una vez fuera, anunciaba en compañía de un supuesto doctor que llevaba ocho días sin tomar ninguna pastilla, algo que se hace difícil de comprender ya que este tipo de adicciones no se pueden cortar de raíz, sino que suele haber una prescripci­ón médica con pautas para evitar otro tipo de efectos secundario­s. Y me ratifico: jamás he llevado bata más allá del colegio, pero algo de sentido común todavía me queda. El suficiente como para segurar que intentar comerciali­zar en televisión con enfermedad­es puede ser un logro triunfal de audiencia, pero hace un flaco favor a aquellas personas que se terminan creyendo que una depresión se cura colgando fotos en Instagram, o que las adicciones se combaten bajo los focos. No frivolicem­os con la salud mental y menos en la era Covid.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain