Marc Soler se suelta
El ciclista de Vilanova se impone con osadía ante los favoritos
El Movistar redondeó por fin una etapa duramente trabajada con una victoria que echaba en falta. Solo llevaba una en toda la temporada y eso fue en el lejano mes de febrero y en la modesta Challenge de Mallorca. Esta vez sí hubo premio y se lo apuntó un Marc Soler desencadenado que se sacrificó, como tantas otras veces, pero luego se rehizo, volvió a alcanzar a los favoritos y no paró ni a preguntar. Avanzó al grupo de cabeza a toda velocidad y se fue en solitario hacia la meta. Faltaban 14 kilómetros de descenso del durísimo San Miguel de Aralar, pero ya nadie le vio el dorsal.
Soler se presentó en la meta con una veintena de segundos, tiempo sobrado para mirar atrás un par de veces, lanzar un golpe de rabia o satisfacción al aire con el brazo derecho, besarse la muñeca y atravesar la línea de los elegidos. La victoria que un año atrás le negaron camino de Andorra –y que tan mal aceptó– ya es suya. Y para el Movistar, tras 263 días de ayuno, supone un reconocimiento que merecía y necesitaba el equipo.
“Corríamos en casa [en Navarra] y teníamos muchas ganas de que se nos reconociera tanto esfuerzo porque llevamos un año muy complicado”, explicó Soler. “Ya desde la salida íbamos con la idea de apretar en Urbasa y ha salido todo redondo. En la subida a Aralar ha empezado muy fuerte Carlos [Verona] y luego yo he podido continuar”.
El ritmo que marcó Soler fue estratosférico, de una enorme dureza, y provocó la gran selección, con menos de diez elegidos. Poco antes de coronar cedió el de Vilanova, pero fue su salvación. Recuperó, enlazó de nuevo y no se detuvo. “He aprovechado que venía con el doble de velocidad para seguir sin que me pudiesen coger rueda”, dijo. Enric Mas, que iba con los líderes, lo explicó gráficamente: “Ha rematado el magnífico trabajo de todo el equipo. Cuando ha pasado creía que era una moto que nos avanzaba”.
Si Soler llega a detenerse muy probablemente habría tenido que volver a colocarse al frente del grupo, a marcar el ritmo. No parar en ese momento, su atrevimiento, le abrió la puerta de la victoria, su primer triunfo en una grande. Toda una consagración y un nuevo impulso para una carrera que parecía estancada. El Movistar ha empezado esta Vuelta con buen pie y sobre todo ha roto una racha negativa. Entre el 2011 y el 2019 nunca bajó de las 20 victorias anuales, con picos como las 36 del 2016. Verse con solo una a estas alturas era casi humillante.