La Unión Europea reforma la PAC para que sea más ecológica
Con esta reforma, la agricultura europea será más verde. Es un salto adelante en este terreno el que dieron los ministros de Agricultura en la madrugada del miércoles cuando consiguieron un acuerdo que supone que el 20% de las ayudas directas, que forman la parte esencial del presupuesto agrícola, se reserven para los agricultores que pongan en marcha programas medioambientales. Es decir, hay primas para estimular la actividad ecológica. De las ayudas previstas para los agricultores, un 80% lo tienen garantizado, pero el resto se lo tendrán que ganar.
Son los denominados ecoesquemas, que cada país debe ofrecer y a los que cada agricultor puede optar a base de practicar actividades que favorezcan al medio ambiente. “Pensamos que es una propuesta equilibrada y que responde a las distintas sensibilidades. Es imperfecta, pero muy buena”, dijo el ministro español de Agricultura, Luis Planas, que destacó que la solución acordada para los ecoesquemas es “sólida y ofrece flexibilidad a los estados miembros para su aplicación”.
El consenso solo se alcanzó después de
42 horas de negociaciones y con final a las
4 de la madrugada, toda una tradición en este tipo de acuerdos. La dificultad radicaba en el temor de algunos países, especialmente los del este, de que, esta condicionalidad verde añadida pueda perjudicar a sus agricultores si no son capaces de poner en marcha las prácticas medioambientales requeridas. Finalmente, el acuerdo se consiguió por mayoría cualificada con el único voto en contra de Lituania, y las abstenciones de Letonia, Bulgaria y Rumanía.
Por su parte, el ministro Planas se declaró satisfecho al manifestar que España “ha cumplido todos los objetivos que se había planteado”. Para Francia, esta reforma tiene “una auténtica lógica agroecológica”, mientras que la presidencia alemana de la UE consideró que es un acuerdo crucial, bien equilibrado, y que responde a “las aspiraciones de una PAC más verde, más justa y simplificada”, según palabras de la ministra alemana de Agricultura, Julia Klöckner. “Queremos ciertamente que nuestros agricultores sean competitivos en la UE y en la exportación, pero ante todo queremos un estándar medioambiental europeo que no se base en el mínimo denominador común”, dijo la ministra Klöckner. Ahora, con este mandato bajo el brazo, la presidencia alemana deberá entablar negociaciones con el Parlamento Europeo, que plantea un objetivo más ambicioso, llegar al 30% de condicionante verde de las ayudas directas. Se intentará llegar a un acuerdo a finales de este año o a principios del 2021, y en cualquier caso, estos incentivos ecológicos solo entrarán en vigor a partir del 2023, después de un periodo de prueba de dos años, para permitir una adaptación que evite que algún Estado miembro pueda perder parte de los preciados fondos.
¿Cuáles son las prácticas ecológicas que permitirán optar a los ecoesquemas? Corresponderá a cada Estado definirlas en función de sus necesidades específicas, se les reserva esta competencia. Sin embargo, como referencia, se citan actividades como la agricultura de alta precisión, la agroforestería y la agricultura orgánica.
El objetivo es un dar un giro a la capacidad ecológica de la Política Agrícola Común. (PAC). Para ello, además de las condiciones generales que incorpora esta política, se le añaden incentivos en forma de primas. La cantidad es importante. En total, la Política Agrícola Común contará para el periodo 2021-2027 con un presupuesto de casi 390.000 millones de euros, de los cuales dos tercios van a los pagos directos. Para España, supone recibir en total unos 47.000 millones de euros durante estos siete años.
“Pensamos que es una propuesta equilibrada; es imperfecta, pero muy buena”, dice Planas