La Vanguardia

Sàmper, dispuesto a adaptar la estructura de los Mossos para la vuelta de Trapero

La policía catalana ya da por hecho el regreso del mayor al frente de la organizaci­ón

- MAYKA NAVARRO

Desde el pasado 5 de octubre en que hablaron por teléfono por primera vez, el mayor Josep Lluís Trapero tiene el ofrecimien­to del conseller de Interior, Miquel Sàmper, de recuperar su puesto al frente de los Mossos d’esquadra. Ni dos días desde su nombramien­to tardó el político en plantear la restitució­n. Una propuesta que ha reiterado en todas las ocasiones que han tenido la oportunida­d de hablar. La última, el miércoles en la comisaría de Les Corts, tras notificars­e la absolución.

Con destreza el conseller supo el miércoles esquivar las preguntas sobre la restitució­n del mayor. Prefirió esperar porque quería ganar tiempo y rebajar la presión sobre Trapero y sobre el comisario jefe, Eduard Sallent. El conseller esperaba que Sallent pusiera el cargo a su disposició­n. Ni lo hizo, ni lo hará, porque Sallent entiende que, desde el momento en el que fue nombrado, su cargo ha estado y está a disposició­n del conseller, y, desde que se notificó la sentencia, no ha querido pronunciar­se para no interferir en una decisión que, asegura su entorno, respetará y acatará “con lealtad a los Mossos” sea cual sea.

Las filigranas verbales de Sàmper a los periodista­s hay que contextual­izarlas en su deseo de dejar a Trapero tiempo para reflexiona­r con serenidad sobre su futuro.

En septiembre Trapero comunicó a Sàmper que quería esperar al resultado de la sentencia. Con el veredicto de absolución –que no solo determina que no actuó en connivenci­a con los políticos, ni favoreció el referéndum del 1-O, sino que asegura que los Mossos hicieron lo correcto–, Trapero ya está en disposició­n de escuchar la propuesta de un conseller que una de las primeras cosas que encargó a su jefe de gabinete fue imprimir los discursos del mayor para leerlos con calma.

Trapero necesita tiempo y silencio para reflexiona­r con su familia lo mejor para ellos y para los Mossos.

Su vida ya no es la que tenía el 28 de octubre del 2017, cuando fue cesado de madrugada y escribió una carta a los mossos en la que “desde la tristeza” les mostraba “el inmenso honor y agradecimi­ento” por haber sido su jefe. Sus prioridade­s vitales han variado completame­nte en estos tres años y por eso cualquier decisión profesiona­l deberá encajar en su nuevo modelo de vida.

Pero Trapero sigue siendo un profesiona­l de la seguridad que no ha dejado de soñar en un modelo de policía que pone por delante al ciudadano y que durante tres años ha sido la diana de un lista interminab­le de insultos y difamacion­es. Volver de donde le quitaron de malas maneras sería su mejor respuesta a tres años de humillacio­nes.

Para que regrese, Sàmper está dispuesto a adaptar la actual estructura de la policía al modelo que mejor se ajuste a los intereses del mayor. Una reestructu­ración distinta del proyecto que en julio presentó Sallent con el director, Pere Ferrer, y el entonces conseller Miquel Buch y que creaba una dirección operativa similar a la que tienen la Policía Nacional y la Guardia Civil.

Este miércoles, durante la celebració­n improvisad­a de Les Corts, a la que de manera espontánea se fueron sumando policías y facultativ­os, hubo una escena que no pasó desapercib­ida y que ya se mencionaba en una crónica de estas mismas páginas. Trapero protagoniz­ó un corrillo con los comisarios Ferran López y Miquel Esquius. No son cualquiera. Trapero, López y Esquius fueron tres jefes cesados de malas maneras. Y a los tres citó intenciona­damente el conseller ayer en RAC1 con Jordi Basté, asegurando que su intención era restituir lo que se hizo mal los últimos tres años regresando a la casilla de salida, que no es otra que el cese de Trapero.

Si finalmente el mayor acepta el reto, las diferentes voces consultada­s en la policía dan por hecho que lo hará con López a su lado, como lo ha estado estos tres años de manera desinteres­ada, entregada y absolutame­nte leal. Una posición que López ha compatibil­izado trabajando con esa misma lealtad en el gabinete del jefe del cuerpo.

El mayor debe sopesar hasta qué punto un paso al frente condiciona­ría un posible recurso de la Fiscalía a la sentencia

Algunos mandos consultado­s visualizan un organigram­a con López y Esquius junto a Trapero. Discreto y respetado, Esquius se sintió utilizado por unos políticos que lo nombraron para ganar tiempo mientras esperaban que Sallent ascendiera a comisario para ocupar la jefatura del cuerpo. Tras su cese, Esquius pidió ir a la región del Pirineo Occidental, donde se siente apartado del ruido y quizá demasiado a gusto como para enredarse de nuevo.

¿Y qué pasa con Sallent? El conseller no quiso extenderse en la radio sobre el comisario jefe. El policía solo le pidió “franqueza” y el entorno del comisario asegura que el político está siendo sincero.

Aún hay un último elemento que Trapero debe sopesar. La sentencia es de una solidez indiscutib­le, pero no es firme hasta que la Fiscalía no resuelva si presenta recurso. El mayor debe valorar hasta qué punto su paso al frente condiciona­ría un recurso al que los analistas pronostica­n ningún éxito. En cualquier caso, es consciente de que la policía ya da por hecho su regreso.

 ?? XAVIER CERVERA ?? Josep Lluís Trapero abandonand­o la comisaría de Les Corts el miércoles al mediodía
XAVIER CERVERA Josep Lluís Trapero abandonand­o la comisaría de Les Corts el miércoles al mediodía

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