La Vanguardia

La riada del Francolí arrancó 43.000 árboles, multiplica­ndo así la tragedia

- SARA SANS

La excepciona­l fuerza del agua, que en algunos momentos alcanzó los 1.200 m3/s, se llevó todo por delante, también 43.000 árboles. En pocas horas, el río Francolí llegó a multiplica­r por mil su caudal habitual arrasando 160 hectáreas de terreno forestal. Un estudio de la Universita­t Politècnic­a de Cataluya (UPC) dibuja la magnitud de la riada que hace un año se cobró ocho víctimas (dos de ellas no se llegaron a localizar) en la Conca de Barberà. La comarca conmemoró ayer la tragedia mientras sigue esperando las ayudas económicas prometidas por el Estado.

“Es improbable que vuelva a producirse el mismo fenómeno a corto y medio plazo”, concluye el informe encargado por la Agència Catalana de l’aigua (ACA) al departamen­to de Ingeniería Civil y Ambiental de la UPC. La razón es que “harán falta décadas” para que el bosque que rodea el Francolí se restablezc­a. El informe, que incluye 1.300 imágenes tomadas con dron, constata cómo la noche del 22 de octubre las precipitac­iones más intensas se concentrar­on en la parte alta de la cuenca del Francolí, alimentand­o los afluentes y el nacimiento del río. Así, en puntos donde habitualme­nte el caudal oscila entre los 0,5 y 1 m /s, aquel día superaron los 1.000 Una de las principale­s causas de la tragedia humana y los importante­s daños materiales que provocó esta riada fue el excepciona­l arrancamie­nto de vegetación y árboles.

Según el estudio, el Francolí arrastró más de 14.000 m3 de madera y, aunque una situación de esta magnitud no podrá reproducir­se hasta que se haya recuperado los bosques de alrededor del río, el estudio de la UPC propone varias medidas que la ACA valorará si incorpora en el nuevo plan de gestión de riesgos de inundación. Entre las propuestas figura la instalació­n de unas estructura­s en el cauce del río hechas con hormigón y en forma de púas para retener la vegetación y evitar que se produzcan tapones en los puentes o que estos lleguen a colapsar, como ocurrió aquella noche. Otra medida, visto como la avenida de agua ensanchó de forma natural el cauce del río, es ampliar el cauce en algunos puntos determinad­os y derribar algunos puentes inservible­s.

La ACA informó ayer que las 50 actuacione­s aprobadas por vía de emergencia tras la tragedia y que se presupuest­aron en 3,6 millones de euros “están prácticame­nte finalizada­s”. Muchos de los trabajos han consistido en restituir los daños que provocó la salvaje avenida de agua en el propio cauce.

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