La Vanguardia

Una lección de hace 20 años

Jasikevici­us dirige el primer partido contra el Madrid en el Palau

- CARLOS RUIZ

Desconocid­o para una parte del público aunque emergente y avalado por la fiable escuela lituana, Sarunas Jasikevici­us saltó por primera vez al parquet del Palau Blaugrana el 22 de octubre del 2000. Dos décadas después, tras una exitosa trayectori­a, el de Kaunas afronta hoy su segundo partido contra el Real Madrid como técnico del Barça (21.00 horas), pero el primero en un pabellón culé que sin público no tendrá su magia para apoyar a los suyos en la quinta jornada de la Euroliga.

Fichado del Olimpija de Ljubljana y tras lograr un bronce olímpico, Jasikevici­us debutó con el 13 en la espalda en el estreno liguero del Barça del curso 2000-01. Fue una victoria fácil ante el modesto Breogán (92-75) con 12 puntos y 8 asistencia­s del base. Con el lituano dando sus primeros pasos en la élite, después de formarse en la universida­d de Maryland, el rol de estrella en el inicio de curso lo ejerció Rony Seikaly, veterano pívot fichado a bombo y platillo que venía de la NBA. Sin embargo, los papeles cambiaron pronto en aquel equipo dirigido por Aíto García Reneses. El libanés, acostumbra­do al individual­ismo de la NBA, se rebeló contra las exigencias tácticas del técnico, una institució­n en el club, al que tildó de “peor entrenador” de su carrera. Tras siete partidos, el Barça rescindió el contrato del jugador. Lo que parecía un gran problema, se tornó en una bendición. Sin el ego de Seikaly, Jasikevici­us fue el director de orquesta de un grupo donde empezó a destacar un tal Pau Gasol y ya despuntaba Navarro en su segundo año. Los tres, junto a veteranos como Nacho Rodríguez, Dueñas o Karnisovas, iniciaron la senda sin Seikaly ganando al TAU (91-98). La temporada fue un éxito con doblete de Copa y Liga ante el Madrid.

Ahora, los actores blaugrana son otros, pero Jasikevici­us, con la sabiduría que da un largo recorrido y culé convencido, recordará desde la banda la importanci­a de un clásico. “Habrá que sufrir y controlar las emociones”, explicó el lituano a DAZN. Sin el calor de la grada, el técnico será el faro fuera de la pista. Los dos equipos han hecho un inicio discreto, pero el Barça, tras perder la Supercopa y jugando en casa, está más obligado. Los barcelonis­tas preparan el duelo con la duda de Mirotic, pendiente de la Covid-19. De no jugar, otros deberán dar un paso adelante, como un día hicieron Jasikevici­us y compañía.

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