Castigo al vandalismo
Los operadores del transporte público llevan años denunciando la actuación de vándalos que realizan incursiones en las instalaciones del metro y de los trenes y provocan importantes daños con sus sprays de pintura. Por eso cabe celebrar la operación policial que ha permitido la detención de un centenar de gamberros que merecen más la calificación de delincuentes que de grafiteros. Se les considera responsables de más de un millar de actuaciones en los vagones de TMB y de Renfe, sobre todo en el área de Barcelona, que han causado unos desperfectos valorados en 22 millones de euros. Cabe esperar que este golpe acabe con la impunidad con la que durante demasiado tiempo se han movido estos individuos que no dudan en poner en peligro su propia seguridad y la del personal y los pasajeros de los medios de transporte vandalizados. Una cosa es que los ayuntamientos habiliten espacios para la expresión del arte urbano y otra bien distinta es que personajes como estos sobre los que ha caído ahora la fuerza de la ley campen a sus anchas sin el mínimo respeto al resto de ciudadanos.